viernes, 23 de noviembre de 2012

10º ANIVERSARIO DE LA RESTAURACION DE LAS CAMPANAS


















                

En este año en el que se cumple el 10º aniversario de la restauración de las campanas tenía previsto hacer una entrada para contar al detalle cómo y porqué se realizó, la verdad es que van pasando los meses y se me acumulan las ideas para efectuar las entradas faltándome tiempo para realizarlas, y casi termina el año sin conseguirlo, pero bien ahora que dispongo un poco de tiempo voy a intentarlo.

















En el mes de abril del 2001 toma posesión de la parroquia el nuevo cura D. Juan Carlos Ferri Albert, persona en la que ya tenía amistad desde la juventud en tiempos de seminario. Este sacerdote es un gran emprendedor, trabajador incansable y muy apasinado por las campanas, y aunque lo parezca no lo digo solo por la amistad que nos une, sino que a los hechos me remito, no lo voy a hacer, pero si desglosase todas las actividades que realizo en sus cinco años de estancia en Castalla, faltaría espacio en el blog.















En los primeros meses de su estancia en Castalla ya nos indicó a Fran y a mí que deberíamos buscar alguna solución para la campana “mitjana” que desde 1989 se encontraba  rota dentro de la casa abadía, por dos motivos fundamentales; el primero es que era una pena que una pieza tan antigua estuviera en esa lamentable situación, ya que de no tener arreglo se debería colocar en un lugar preferente, y el segundo era que veía que la casa abadía deshabitada desde 1985 amenazaba en alguna de sus partes ruina, por lo que sería conveniente realizar obra en ella y la campana se debería de cambiar de ubicación.















                        En el mes de septiembre de ese mismo año, mi amigo Fran que entonces trabajaba buscando fugas de agua en los pueblos colindantes para la empresa en que trabaja, se encontraba realizando esta tarea en la población de  Agost,  curiosamente mantuvo una conversación con una señora cuyo hijo había llevado a cabo un estudio sobre las campanas para la universidad. Tras contactar los dos, le informó Fran de que queríamos tantear de si cabria alguna posibilidad de soldadura para la campana “mitjana”, (teníamos constancia que en Onil es habia conseguido soldar una con exito recientemente, pero muchas dudas de que en ésta se pudiera realizar por la actuación que ya realizamos sobre ella en la primera soldadura efectuada por nosotros y que narro en una entrada anterior) a lo que este le respondió que era posible que sí, pero que le daría el teléfono de Francesc Llop (presidente de los campaneros de la Catedral de Valencia) que le informaría más exactamente.



              






                                    




Después de mantener una larga conversación y exponerle el tema, este afirmo que sí que tendría soldadura, pero que era conveniente esperarse al mes de febrero o marzo del siguiente año, para intentar conseguir una subvención, ya que según éste, por la antigüedad de la campana le correspondería, también le dio un listado de empresas que podían efectuar esta tarea, indicandole que era condición indispensable sustituirle el yugo metálico por uno de madera, por ser en cierta manera éste corresponsable de la rotura.





 











                                       






Tras juntarnos el cura D. Juan Carlos, Fran y yo para comentar todo esto y optar por qué deberíamos hacer, pensamos que el primer paso a seguir sería dirigirnos a algunas poblaciones para observar y comprobar los trabajos realizados por el listado de las empresas ofrecidas por Francesc Llop, y seguidamente pedir presupuestos a algunas de ellas.




 



Como vimos que el asunto tenía bastante envergadura, pensamos que no deberíamos actuar solos, y de que sería muy conveniente convocar a la antigua junta de las campanas, otorgándole voz y voto, y todos juntos deliberar que procedía realizar. Los miembros de esta junta éramos las personas siguientes: el párroco D. Juan Carlos Ferri, Emilio Bernabéu Leal, Francisco Antón Esteve, Idelfonso Verdú Leal, Antonio Berbegal Vidal, Rubén Palacios Cifuentes, Francisco José Rico Marco y  Juan Carlos Candela.





Església de la Asumpció






Nos reunimos el 11 de abril de 2002, ya con algunos presupuestos en la mano y con varios trabajos vistos. (Uno de ellos fue el campanario de Biar, estando entonces al frente de esa parroquia nuestro actual cura D. Salvador, quien muy amablemente nos lo mostró). Había varias opciones sobre lo que podríamos realizar:
1ª Soldar la campana mediana, sustituyéndole el yugo de madera y dejar las otras cuatro tal como estaban.
2ª Realizar esta primera opción y además cada año restaurar una de las campanas restantes, sustituyéndoles el yugo y mecanismos.
3ª Realizar la restauración de las cinco campanas al mismo tiempo.
4ª Incluir la campana de la ermita en esta restauración.


Después de tanteados los presupuestos, nos inclinamos por la tercera de las opciones, ya que en los gastos de grúa había una merma grande en el precio, porque en un solo viaje bajaba todas las campanas y en otro las subía, mientras que en la opción dos este gasto de grúa se realizaba para cada campana. También desestimamos la cuarta pues sólo podía haber subvención para una campana, perdiéndose por este  motivo la de la ermita que también le correspondía por su antigüedad, optando por dejarla para otra ocasión, una vez se tuvieran los gastos de estas ya sufragados.








Otra cuestión sobre la que había que decidir era por una de las dos opciones que se presentaban a la hora de soldar la campana mediana:

1ª Simplemente soldarla (en este apartado se nos exigía darle un cuarto de vuelta a la campana para que el badajo golpease sobre zona no deteriorada, implicando ello modificarle el asa badajera y que tanto la cruz como la inscripción quedasen a los laterales)

2ª Soldar y rellenar las partes desgastadas por el badajo  (con esta opción la campana se instalaría con su forma tradicional, sin tener por ello que modificar nada y además garantizando la empresa soldadora alemana "Hans Lachenmeyer" la campana como si se estrenase nueva; esto es por 20 años).

Por unanimidad decidimos inclinarnos por la segunda, por considerar que valía la pena la integra recuperación de esta añorada campana, a pesar de que el presupuesto se duplicaba, ya que la primera opción tenía un coste de 3.360 € y la segunda de 6.120 €.







Al final nos inclinamos que fuera la empresa Técnica y Artesanía 2001 de Massanasa, (entonces situada en Catarroja) y el 15 de mayo de ese 2002 cerramos el contrato con un presupuesto de 49.000 €. Días después se presentan los operarios de Técnica y Artesanía para ir desmontando todos los mecanismos de las campanas, incluso los cojinetes- rodamiento de asiento de los ejes de las campanas, dejándolas listas para su bajada. El 29 de este mismo mes, sobre las nueve de la mañana se presentan los operarios junto con la grúa para proceder a su bajada, tarea que concluyó hacia el mediodía.


 










Durante los dos meses que estuvimos sin campanas, fueron las del convento las que sustituyeron a estas en todos sus toques, por ser de una misma parroquia, planteándonos también la posibilidad de instalar una de estas provisionalmente en el campanario de la parroquia, desestimándolo posteriormente por el trabajo que llevaba para tan corto espacio de tiempo, y eso sí, fue la primera vez en la historia que la procesión de la subida de la Patrona y la de Corpus se realizó sin campanas, (aunque ya he comentado que sustituyeron las del convento y ermita).









El 19 de julio a las 13 h. llegaron de vuelta las campana, y se expusieron dentro de la parroquia para que toda la gente pudiera observarlas de cerca y fotografiarse con ellas quien lo deseara, percatándonos del brillo que presentaban en la limpieza de los bronces, así como los preciosos yugos de madera identicos a los antiguos y tradicionales. Estuvieron expuestas los días 19, 20, 21 y 22 en las dos capillas primeras de la izquierda, siendo una gran cantidad de personas las que acudieron.













El día 23 por la mañana se presentan nuevamente la grúa y los técnicos de Artesanía para proceder a su subida y montaje. Sobre las 8 de la tarde concluyó la subida de las campanas y el montaje de todos sus motores, electro-martillos, nuevo cuadro de contactores y ordenador de mandos (sustituido porque el anterior estaba preparado para accionar 4 campanas y a partir de ahora serían 5) finalizó el día 31.






 







La inauguración estaba prevista para el domingo 4 de agosto, pero como no queríamos tener sorpresas pensamos que sería interesante el probarlas antes, por ello el día 1 hicimos un volteo general como prueba, llevandonos llevamos un buen susto pues la campana mayor no conseguía dar la vuelta, llamamos rápidamente a Javi de Técnica y Artesanía, quien en el sábado 3 vino para dejarla en perfecto estado. (Esta campana en los dos años posteriores dio muchos problemas, a mí corto entender por excesiva descompensación, por ello fueron varias las actuaciones que se tuvieron que realizar sobre ella, colocándole una polea de mayor diámetro –a mi juicio excesiva por antiestética- una cadena más ancha y un motor más potente del que necesita una campana de esa dimensión, fundiéndose en varias ocasiones los varistores de la placa electrónica del motor, añadiéndole al final un segundo condensador para que el motor desarrolle más fuerza en su arranque).





 





                              





El domingo 4 de agosto, al finalizar la Misa del alba sobre las 8.45 h. salimos todos a la plaza de la iglesia para proceder a la inauguración y realizar su primer volteo general. Muchas fueron las personas que contribuyeron a sufragar estos gastos, desde pensionistas hasta niños de comunión, ofreciendo cada cual en la  medida de sus posibilidades lo que consideraba oportuno. Tengo que resaltar aquí la gran tarea que tuvo que realizar Emilio Bernabéu “el pollo” que consiguió que varios empresarios de Castalla dejaran esta cuantía sin cobrar intereses, porque se tardaron casi tres años en conseguir todo el importe, pudiendo posteriormente devolverles el dinero. En un principio el alcalde de Castalla D. Juan Rico no estaba por la labor de aportar donación alguna  para las campanas, pues afirmaba éste  que había que hacer las inversiones en cosas que se vieran y estas no se veían, pero tras comprobar la aceptación que había tenido en la población, cambió de parecer decidiendo que el M.I. Ayuntamiento  colaborara con 6.000 €  y se comprometiendose en conseguir otros 6.000 € de Diputación. También Conselleria  colaboró con 3.000 € con la subvención para la soldadura de la “mitjana” cantidades prácticamente irrisorias teniendo en cuenta que eren tiempos de bonanza económica, en donde se invertían algunas veces grandisimas cantidades de dinero en actuaciones  de mucha menor relevancia patrimonial, aportando los 34.000 € restantes los feligreses de Castalla.








     




A mi juicio esta restauración era una necesidad, ya que los mecanismos en 40 años de antigüedad presentaban gran deterioro con sus consiguientes averías. También hay que resaltar que la sonoridad de los bronces ha mejorado notoriamente, sonando como desde antiguo, aunque eso sí seguimos teniendo el problema de que las dos campanas mayores ofrecen notas muy similares. Este problema lo consulté a los hermanos Portilla y estos me aconsejaron que se debería intervenir sobre la campana segunda, primeramente por ser de menor calidad sin desestimar de que al ser de menor tamaño sería bastante más económico. Hoy por hoy tengo serias dudas de que esta intervención en muchísimos años se pueda realizar, únicamente por la gran crisis económica en la que nos estamos hundiendo, acumulándose por ello otras prioridades más necesarias y urgentes, no pudiendo invertir en estas actuaciones que quedan relegadas a un segundo lugar. “Una auténtica pena”, ya que como narro en la introducción al blog, la población de Castalla siempre ha tenido un gran orgullo y estima por el sonido de sus campanas. 










Personalmente creo que toda esta actuación ha merecido la pena aunque solo fuera por la recuperación de la campana “MITJANA” que con sus casi 200 años -300 en su primera fundición- que teníamos como perdida, ha recuperado su preciosa sonoridad original, tal como nuestros mayores y antepasados la pudieron oír, siendo motivo de gran satisfacción  por nosotros y por las generaciones venideras pero también lamentándome que en 1978 se decidiera refundir la “MAYOR” y no guardarla, pues ahora hubiéramos conseguido recuperarla teniendo la armonía acústica original.









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