sábado, 22 de noviembre de 2014

LAS CAMPANAS DE CASTALLA AL "NOSTRE SENYOR ROBAT "DE ONIL




              Después del hallazgo del día 28 de noviembre de 1824 en la Pedrera de Tibi de la Sagrada Forma “El Nostre Senyor Robat de Onil” y en su traslado de regreso a éste hizo una parada en Castalla, entrando en la población y en su Iglesia parroquial, siendo un volteo de campanas el que anunció al vecindario su llegada. (Quiero resaltar en este punto, la gran capacidad de convocatoria que en años pasados tenían las campanas, ya que un simple volteo general en un momento excepcional o extraordinario era capaz de convocar y concentrar a toda la población). Esta entrada en Castalla  y en su parroquia, del Nostre Senyor Robat, es narrada textualmente por el ministro decano, cronista y testigo presencial D. Josef Antonio Sombiela y Mestre de la siguiente manera:



 
“…Antes de entrar en Castalla esperaba el Ayuntamiento, el cura y clero con hábitos de Iglesia, la respetable Comunidad del gran Padre y Patriarca San Francisco de Paula: Bajamos del coche y la entrada en la villa fue majestuosa, fue tierna, digna de un pueblo que tiene hondamente grabadas en su corazón las máximas puras del Evangelio, que practica las virtudes cristianas. El vuelo de campanas y los vivas de aclamaciones repetidas anunciaron a los vecinos y habitantes de dicha villa que iba a entra el Señor de cielos y tierra, que felizmente se había encontrado en un cantalar, y corrieron todos apresurados a recibirle. Las calles estaban llenas de un inmenso gentío: los balcones y ventanas ocupados por mujeres y niños, y todos llenos de placer adoraban a Jesús Sacramentado. Entramos en la Iglesia parroquial; y las sinceras demostraciones de afecto, las gentes  que se reunieron en ella, el vuelo de las campanas, el órgano, y el himno que cantaban el clero y la comunidad formaban una armonía inexplicable el cura párroco de la expresada villa de Castalla que había tomado al Señor cuando bajamos del coche entre los nobles y cristianos ecos de alegría que resonaban en el templo, dio la bendición al pueblo: Este acto interesante, deliciosísimo la salida de la Iglesia, el tránsito por la villa fue un pomposo y magnifico triunfo de la Religión Sacrosanta que procesamos, consagrado a Jesús Sacramentado.
Salimos seguidamente de Castalla por el restante de la Villa hasta fuera del portal, de la cruz que hay frente del mismo se volvió a dar la bendición a todo el concurso que nos seguía por el cura párroco de Onil que había tomado al Señor al salir de la Iglesia de Castalla…”






Como creo que puede ser conveniente, pues algunas personas que lean esta entrada no tendrán conocimiento a que se refiere este título de: “Nostre Senyor Robat”, voy a continuación a explicarlo y muy brevemente narrar la historia de lo acontecido:

                Todo comenzó en  un día de 1824 cuando el Reverendo D. Francisco Tormo consagró en la misa el pan y el vino. Entonces, en la madrugada del 4 al 5 de Noviembre, Nicolás Bernabéu, natural de Tibi, que en su infancia había sido monaguillo en Onil  y que  se había escondido en las bóvedas junto al coro de la iglesia después de la misa,  robó el viril de oro que contenía en su interior la sagrada forma junto con otros objetos de valor, y entrada la noche procedió a efectuar el sacrílego robo, escapándose a continuación por el angosto agujero-respiradero de la escalera del campanario, utilizando para ello las cuerdas de las propias campanas.










         Cuando llegó a Tibi, la escondió de prisa y corriendo, en el paraje de la "Volta Blanca". Posteriormente y pensándose que aquel no era un buen lugar, la escondió en " La Pedrera", también en el termino municipal de Tibi.

               Entonces, cuando creyó que estaba bien escondida, fue a Alicante a vender varias piezas. Allí en la platería de Amérigo, el comerciante se percató de que le querían vender una pieza robada de la iglesia de Onil. Nicolás Bernabéu fue detenido y lo encerraron en el calabozo del Palacio en Onil.








               Todos los vecinos de los pueblos limítrofes buscaban la Sagrada Forma por los alrededores de las villas, pero, es Teresa Carbonell,  vecina de Tibi, la que la encuentra en "La Pedrera". Avisados los pueblos de Tibi, Castalla y Onil salen junto a las autoridades hacia Tibi para acompañar de un pueblo a otro la Sagrada forma hasta la parroquia de Onil, instituyéndose tres días de oraciones y adoración en desagravio por el sacrilegio cometido. Fiestas que continúan hasta nuestros días, celebrándose el 28, 29 y 30 de Noviembre, no solo como reparación sino también como gran gozo por el privilegio de tener desde entonces la misma Sagrada Forma incorrupta.

               Curiosamente  el ministro decano antes citado insinuó al párroco de Onil que no creía conveniente que  se consumiera la Sagrada Forma hasta dar cuenta de todo lo acontecido al Ordinario del lugar (Arzobispo de Valencia) e instituyéndose a continuación un tribunal eclesiástico a tal efecto, en donde el ministro decano mencionado y testigo presencial afirma lo siguiente:









“…..El Tribunal Eclesiastico que desde en un principio tomó todo el debido interés en un asunto de tanta  gravedad y consecuencia, como se ha insinuado quiso igualmente terminarle por su parte con un justo fin de autenticar los prodigios que su Divina Majestad había obrado en el portentoso hallazgo de Jesús Sacramentado. Con este digno objeto el celoso prelado de esta diócesis el Excmo. Ilmo. Sr. D. Simón López ... acordó providencia el 11 de diciembre de 1824….. tomando en consideración lo expuesto por el cura párroco D. Francisco Tormo en 4 del mismo mes sobre si debería o no consumir la Sacrosanta Hostia y oído el parecer y dictamen de una junta de teólogos y canonistas en la que convinieron que debería conservarse registrándose semanalmente por un eclesiástico de ciencia y virtud haciendo las observaciones convenientes……..”
“………He leído originales los oficios hasta que tengo a la vista formado con fecha del 17 de diciembre del corriente año 1825 y que todas aseguran que la Sacrosanta Hostia robada y conservada en la iglesia parroquial de Onil, no se advierte novedad ni alteración particular; y siendo este otro de los prodigios que su Divina Majestad ha obrado en esta feliz y dichosa ocurrencia……”










           De todos nosotros es conocida la materia por la que está hecha una forma, que no es más que un trozo de pan sin levadura de un par de milímetros de espesor, y es cuanto menos sorprendente que después de casi 200 años, de haber pasado varios días a la interperie, enterrada entre piedras y paja, llegue hasta nuestros días completamente intacta, cuando  tan solo en unos meses se debería de haber descompuesto, lo que a todas luces se puede considerar como un grandioso milagro Eucarístico, signo de la presencia real de Cristo.





                No sé si la sociedad somos conscientes de la grandeza de este signo o señal hecho por Cristo tan cerca de nosotros, en mi opinión, para que a los católicos nos pueda servir como pequeño punto de apoyo en la fe, de que en cada eucaristía se hace presente  el sacrificio que Cristo hizo en la cruz de una vez para siempre, de que se perpetúa su recuerdo a través de los siglos y se aplica su fruto, permaneciendo para siempre a nuestro lado tal como prometió. Y que el sacrificio de la cruz y el sacrificio de la eucaristía son un único sacrificio, ya que tanto en uno como en otro, Cristo es el sacerdote que ofrece el sacrificio y la víctima que es ofrecida. Se diferencian sólo en la forma en que se ofrece el sacrificio. En la cruz Cristo lo ofreció en forma cruenta, y por sí mismo, y en la Misa (en el pan y el vino) en forma incruenta y por ministerio de los sacerdotes.








            El cura párroco de Castalla que recibió al “Nostre Senyor Robat” y que dio la bendición con el mismo, no fue otro que D. Luis Jerónimo Jover, natural de Ibi, y que fue cura de Castalla desde 1797 hasta 1827,  quien tras su fallecimiento y a sus expensas,  tres años después ya en 1830 se refundió la campana  “mitjana” María de la Asunción, aunque algunos se empeñen en decir que es de 1803, fecha en que este párroco aun le quedaban algunos años de ejercer su ministerio.




                        







De las cinco campanas existentes en la actualidad en el campanario la única que es seguro que volteó en este acontecimiento y que conserva su bronce intacto fue la “dejuni”, ya que el resto ha sufrido con el paso de los años refundiciones y sustituciones. Probablemente también voltearía la de la Ermita, ya que todo parece indicar que en aquellos años estaba colocada en una espadaña sobre la fachada de la Iglesia Parroquial.
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