domingo, 30 de noviembre de 2025

Santa Bárbara y los campaneros

 


 




La fiesta de Santa Bárbara  

 - Es una celebración de gran importancia en muchos lugares, especialmente en comunidades donde su figura es venerada como patrona de diversos oficios y grupos, incluidos los campaneros, los mineros, los artilleros y otros relacionados con trabajos de riesgo. Su festividad se conmemora el 4 de diciembre.

  - Fue nombrada patrona menor de nuestra localidad, Castalla, el 15 de diciembre de 1697 teniendo su iconografía en una imagen de madera tallada en el antiguo retablo del altar mayor y otra labrada en piedra en la fachada principal de la parroquia. La primera fue destruida, pasto de las llamas, el 22 de agosto de 1936. La segunda fue mutilada y decapitada en ese mismo año, conservándose parte de elle en dependencias parroquiales.

 

 - Una de nuestras campanas está dedicada precisamente a ella, concretamente la “DEJUNI” que fue fundida e instalada en el año 1803.

 


 

Santa Bárbara y su simbolismo

 - Santa Bárbara es conocida como una mártir cristiana de los primeros siglos del cristianismo. Según la tradición, su padre, un pagano llamado Dióscoro, la encerró en una torre para protegerla de influencias externas. Bárbara se convirtió al cristianismo en secreto y, cuando su padre lo descubrió, intentó forzarla a renunciar a su fe. Al negarse, fue martirizada y, según el relato, su padre fue fulminado por un rayo después de decapitarla.

 - Por esta razón, Santa Bárbara es invocada como protectora contra rayos, tormentas, explosiones y accidentes relacionados con el fuego. 

 - Su vínculo con los campaneros radica en que las campanas han sido históricamente usadas para advertir de tormentas, incendios o ataques, lo que estrecha la relación simbólica con su patronazgo.

 

 


Patronazgo de los campaneros

Los campaneros, quienes tienen la labor de tocar las campanas en iglesias y ermitas, ven en Santa Bárbara una guía espiritual. Ella representa la protección en momentos de peligro, dado que su trabajo conlleva riesgos al operar en torres altas y en condiciones climáticas adversas.

En muchos pueblos, las festividades dedicadas a Santa Bárbara incluyen tradiciones que destacan la importancia de los campaneros, como:

  • Repique de campanas: Es un acto central en la celebración. Se realizan toques especiales en su honor, a menudo con repiques festivos o solemnes dependiendo de la comunidad.

  • Procesión: En muchas localidades, se realiza una procesión con la imagen de Santa Bárbara, en la que los campaneros tienen un papel destacado.

  • Misas y ofrendas: Se celebran misas solemnes en su honor, en las que los campaneros y sus familias participan activamente, llevando ofrendas.

     

     


     

     

Celebraciones notables

En España, Santa Bárbara es especialmente venerada en regiones mineras como Asturias, León y Andalucía, y también en zonas donde el oficio de campanero tiene una fuerte tradición, como Castilla, Aragón i muy especialmente la Comunidad Valenciana. Cada comunidad tiene sus propias variantes de las festividades, pero en todas destaca la unión entre la fe, la cultura local y la importancia de los campaneros como guardianes de tradiciones sonoras.




sábado, 15 de noviembre de 2025

Mantenimiento de campanas 2025






La tarea

      Este año la tradicional tarea de mantenimiento y puesta a punto de las campanas llegó con retraso. Normalmente la hacemos en los días previos a las fiestas patronales, cuando los bronces trabajan más que en ningún otro momento del año y el campanario late con una vida especial. Pero este 2025 las circunstancias nos obligaron a aplazarlo hasta el 25 de octubre, porque durante las semanas anteriores estábamos completamente inmersos en un trabajo tan delicado como urgente: la sustitución del motor de la segunda campana y su complicada compensación.

 

 

Una avería que nació en plena fiesta

       Todo comenzó en junio, durante la procesión de la Subida de la Patrona a su ermita. En medio del fervor y la emoción del momento, la placa electrónica del motor sufrió un cortocircuito. No era la primera vez que les ocurría a las dos campanas grandes: cuando una campana está descompensada, el motor trabaja forzado y, con el tiempo, la placa electrónica acaba cediendo.

 

 

Una vez más, nuestro compañero Ricardo Mínguez se puso manos a la obra: sustituyó varistores, reconstruyó pistas quemadas y dio una segunda vida a la placa. Pero, pese a su buen hacer, el corazón electrónico del motor no quedó en las condiciones esperadas: no registraba las revoluciones correctas y, lo que era más peligroso, activaba la campana sin recibir orden alguna del cuadro de maniobra.

 

 

Ante esto, decidimos instalar una placa nueva del mismo fabricante italiano, ECAT. Sin embargo, el problema persistía: el motor ni siquiera conseguía mover la campana. Los técnicos italianos insistían en que la culpa era del gran desequilibrio que sufría.

 



Por ello procedimos a medir y calcular con precisión los kilos que podrían faltarle a cada campana para lograr una compensación óptima. La carpintería Leal nos preparó las diferentes placas metálicas que considerábamos necesarias y, gracias a una grúa de Ribeco, el sábado 2 de agosto nos las subieron hasta el campanario. 
 
 




De este modo pudimos comenzar el trabajo de mejora de la compensación, empezando primero por la segunda campana y continuando después con las demás, una a una, hasta dejarlas todas equilibradas y preparadas para un funcionamiento mucho más suave y seguro.

 




 Y, cuando finalmente la compensamos, apareció otro obstáculo: aquella nueva generación de placas presentaba dificultades serias para arrancar campanas de gran volumen. La conclusión era clara: había que encontrar placas antiguas, denominadas "Ecatron 1",  las únicas realmente compatibles.

 

 



 

Una carrera contra el tiempo, en pleno verano

       Con todo este enredo nos plantamos en agosto, con las fiestas de la Asunción de la Virgen y San Roque, patrón de la localidad. No podíamos permitir que la campana, símbolo vivo de nuestro pueblo, quedara en silencio o utilizada solo manualmente.

 

 

Por ello llamé a la empresa especializadaen automatización de campanas más cercana a nuestra localidad, Electrorecamp de Ontinyent. Los hermanos Vicente y César llegaron con una rapidez que merece reconocerse, cargados con distintas placas e incluso con un motor nuevo del mismo modelo al existente ECAT. Pero, tras muchas pruebas y horas de paciencia, quedó claro que aquella no era la solución.

 


 

La alternativa definitiva era instalar un motor de la firma belga con la que ellos trabajan habitualmente, seguro y potente. ¿El problema? El calendario y el verano con las vacaciones: empresas cerradas, stock limitado y muy poco margen de maniobra. Finalmente, propusieron una idea tan arriesgada como generosa: retirar provisionalmente un motor de otro campanario que, durante los días de fiesta, solo utilizaba el toque manual.

 

 

El pueblo elegido fue Moixent. Desde aquí vuelvo a expresar mi agradecimiento al campanero y amigo Felipe Sanchís, así como a la parroquia de San Pedro Apóstol y a su párroco, por su disponibilidad y su gran generosidad al cedernos el motor.

 

 

Un reto técnico de primera magnitud

         Una vez conseguido el motor, aún quedaba un obstáculo enorme: nuestro sistema funcionaba a 230 Voltios monofásico, mientras que el nuevo motor exigía 380 Voltios y trifásico. Había que subir toda una acometida nueva, desde el contador de la luz hasta la sala de campanas, en tiempo récord y sin dejar ningún cable a la vista; poniéndonos el grupo de campaneros rápidamente a la tarea, intentando conseguir en el menor espacio de tiempo posible su ejecución.

 

 


Cuando la infraestructura quedó lista, Vicente y César regresaron para instalar y programar el motor. Esta vez, por fin, todo encajó: la campana empezó a funcionar con una suavidad y precisión que hacía tiempo que no veíamos. La programación del medio vuelo la reservaríamos para el día del mantenimiento general.

 


 

 

El día señalado

       Buscando una fecha en la que todos pudiéramos estar disponibles, o al menos la mayoría, nuestro amigo Víctor hizo su característico bando, convocándonos el 25 de octubre, a las 7:30 de la mañana, en la puerta de la iglesia.

 

 

Aquel día nos reunimos:

Víctor Pagán, Víctor Pirri, Fran, Enrique, David, las jóvenes promesas Guillermo y Mila, y yo mismo. También nos acompañó Vicent, técnico de Electrorecamp.

 Comenzamos el mantenimiento con tres campanas a la vez: la Mayor, la Mediana y la Dejuni. La Segunda y la Pequeña quedaron para el final.

 


 


 

Un mantenimiento más profundo de lo habitual

        Además de las tareas que hacemos cada año —apretar todas las tuercas de los yugos, barnizarlos, revisar badajos, martillos, motores y cadenas— este año hicimos un trabajo especial: añadir placas metálicas a los yugos para conseguir una compensación más precisa.

 

Este desequilibrio presente, sobre todo en las campanas grandes, ha provocado varias averías en las placas electrónicas en los 22 años que tienen desde la restauración. Además, exigía un esfuerzo enorme en los volteos manuales y dejaba exhaustos a los campaneros, provocando cierto desinterés por la ejecución de los mencionados toques manuales. Cabe resaltar que estos toques están declarados por la UNESCO como "Patrimonio inmaterial de la humanidad".

 




 

Este trabajo extra nos alargó más de lo previsto y no fue hasta aproximadamente las tres de la tarde cuando, finalmente, las cinco campanas quedaron en perfecto estado, relucientes y equilibradas, preparadas para seguir marcando el ritmo cotidiano, engalanando y decorando las fiestas de nuestro pueblo.

 

 

Así dimos por concluida la tarea de mantenimiento de este año 2025: un año complicado, intenso, pero también lleno de la colaboración de muchas personas, algunas mencionadas en este artículo y otras no, sin la colaboración de las cuales no hubiera sido posible su ejecución en tan corto espacio de tiempo, pero todos trabajando unidos por el cariño hacia unas campanas que forman parte del patrimonio de nuestra población de Castalla y de nuestro corazón.

 




 

sábado, 1 de noviembre de 2025

Día de los Fieles Difuntos "2 de Noviembre"

 


  

 




           Nos disponemos un año más a celebrar la conmemoración de todos los fieles difuntos, ante todo resaltar que serán tres las celebraciones eucarísticas que se realizarán en este día, al coincidir en domingo las misas serán a las 08.00 h. 10.30 h. y 12.00 h. en la parroquia . Debido a lo largo que puede resultar este artículo he pensado dividirlo en cuatro partes diferenciadas:

Primero. Diversidad de toques de difuntos qué en Castalla existen y cómo y cuándo se utilizan. 

Segundo. Singular tradición de este día de difuntos en Castalla.

Tercero. Horarios de los toques que en este día se realizan.

Cuarto. Visión cristiana, significado e historia sobre este día.


 


                                  PEQUEÑA


 
 
 







 
                                          DEJUNI
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PRIMERO: Diversidad de toques. 
 
 
 
Hasta principios de los años sesenta, cuatro toques de difuntos diferentes eran los que se efectuaban aquí en Castalla, imagino que igual o similar que en otros lugares. Estos se realizaban en función del entierro que se solicitaba para el difunto, y este podía ser de primera, de segunda o de tercera, quedando el de primera especial, que se utilizaba solamente en este día de fieles difuntos; voy a continuación a desglosar en qué consistía y qué campanas intervenían en cada uno de ellos.
 
 
 
 
El de tercera:  Este toque es el más lento de todos y se podría denominar como el más triste o fúnebre, y en él alternan las campanas dejuni, mitjana y mayor, pero muy lentamente.




           

                                    Detalle de toque de tercera
 
 
   
El de segunda: Este toque es el que se sigue utilizando en la actualidad, tanto en las señales como en todos los entierros, consistente en una alternancia de campanadas entre la dejuni y la mitjana, y cada diez de éstas, una distanciada con la mayor.






   
                 Detalle de toque de segunda



El de primera: Este toque se realiza con las campanas dejuni y mitjana al medio vuelo, sin intervenir ninguna campana más.


           


                      

         Detalle de toque de primera



          El de primera especial: Este toque es similar al anterior, cambia en que después de un tiempo en esta alternancia al medio vuelo entre la dejuni y la mitjana, se une la mayor, y transcurrido otro espacio de tiempo se paran las dos primeras, quedándose solo la mayor al medio vuelo hasta el final del toque.



             


                                        Detalle de toque de primera especial


También existe un toque, que no he denominado antes, que es el de “albat” siendo el toque de difuntos de niño. Este és un toque afortunadamente casi extinguido, por ser muy pocos los niños que mueren en la actualidad en comparación a hace unos años. En este toque las campanas protagonistas son la pequeña y la dejuni; la primera voltea mientras la segunda toca lo que se denomina “el cel, cel, cel”, que es un intervalo de campanadas con combinación de una y dos sucesivamente.
 
 
 
 
            En todos estos toques al principio y al final (exceptuando los medios vuelos por motivo de sus paradas) se realizan muy lentamente lo que se denominan “DRANCS” que no es otra cosa que una sucesión de campanadas, todas al mismo tiempo, y que en función a su cantidad indican si el difunto es hombre, mujer, sacerdote, el obispo o el Papa etc.




                    


          Después del Concilio Vaticano II se unificó en un solo tipo de entierro para todos, incluyendo los toques de campanas, concretamente aquí en Castalla se decidió utilizar el toque de segunda y por ello dejaron de realizarse el de primera especial, el de primera y el de tercera.
 
 
 
 
 
 
 
 
Tras la restauración de las campanas del 2002, pensamos que era una auténtica pena que esos cuatro tipos de toques, que durante siglos se habían utilizado, dejaran de sonar para siempre (exceptuando, claro está, el de segunda que se utilizaba para todo) por ello pensamos que se debían de recuperar los cuatro, pero eso sí, para todos igual sin distinción, por ello pensamos que se deberían utilizar de la siguiente manera:





            
                                        Detalle de toque de entierro medio vuelo tres campanas





 El de primera se utilizaría en los tres toques para todos los entierros, con la salvedad que al tener más campanas le unimos también la segunda pareciendo este toque el de primera especial.

 El de segunda para lo que son las señales del alba, mediodía y víspera (cuando hay algún difunto y antes del entierro)

El de tercera y primera especial (este último como siempre había sido)  sería para el día 2 de noviembre, conmemoración de todos los fieles difuntos y su víspera.


                                      MEDIANA


Después de unos años realizándolo así, volvimos a replantearnos la cuestión, ya que aquí en Castalla suelen realizarse entre setenta y ochenta entierros al años, que por tres toques implican  entre 210 y 240 medios vuelos, lo cual generaba en las cintas de las poleas un gran desgaste, teniéndolas que cambiar con demasiada asiduidad, al tiempo que nos daba la impresión de que esto suponía un abuso para las campanas. Por este motivo creímos conveniente dejar para todos los entierros, como desde los años sesenta se había realizado, el toque de segunda, realizándose ya el de primera especial, el de primera y el de tercera para el día de todos los fieles difuntos y su víspera. (No es lo mismo el golpe que recibe la campana con el badajo al medio vuelo que el que le da el electo mazo que tiene al lateral).




                         
                                          SEGUNDA
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SEGUNDO: La tradición en Castalla


Desde épocas muy antiguas, era una costumbre arraigada en nuestro pueblo realizar el día de Todos los Santos, en la víspera del día de los fieles difuntos —es decir, el día 1 de noviembre al anochecer—, un largo y solemne toque de campanas dedicado a recordar e invitar a rezar por nuestros antepasados difuntos. Esta señal o toque de campanas, conocida popularmente como “la señal animas”, comenzaba cuando el sol ya declinaba y se prolongaba durante toda la noche, como muestra de respeto, recuerdo y oración por las almas de quienes ya habían fallecido.

Con el paso de los años, aquel toque interminable, que resonaba melancólico sobre los tejados del pueblo i la foia de Castalla, fue acortándose. El paso del tiempo, los cambios de costumbres, modernización de la vida, sin desestimar la electrificación de campanas, hicieron que aquella antigua tradición quedara reducida a una duración mucho menor: primero unas pocas horas, y finalmente tan solo media hora, como se hace en la actualidad.

 

 

 

 Durante aquella larga noche de vigilia, eran muchos los vecinos y vecinas del pueblo que se acercaban al campanario para echar una mano a los campaneros o para relevarlos cuando el cansancio hacía acto de presencia. Aquella tarea, llena de devoción y comunidad, se convertía en una especie de velada colectiva, donde la fe, la solidaridad y la convivencia se unían con el deseo de rezar, y de animar a otros a hacerlo, por las almas de nuestros antepasados difuntos que aún esperan contemplar la luz del rostro de Dios.

Mientras tanto, los monaguillos de la parroquia vestidos con sus túnicas, sotanas y roquetes, recorrían las calles del pueblo, yendo de puerta en puerta y pidiendo la tradicional “llimosneta pal quijalet”. Esta limosna, recogida con humildad y alegría infantil, servía después para repartirse entre los campaneros y los monaguillos, que así podían alimentarse y resistir aquella noche tan larga de toques y oraciones.

 

 

 

Eran tiempos de sencillez y hermandad, en los que las tradiciones no eran solo rituales, sino auténticos lazos que unían al pueblo en comunidad. Incluso bien entrada la década de los años setenta del siglo XX, esta singular práctica se mantuvo viva, aunque ya comenzaba a perder su fuerza original.

Yo mismo tuve la suerte de participar en ambas facetas: primero como monaguillo, recorriendo las calles con la bolsa para la limosna, y más tarde como campanero, haciendo sonar con mis propias manos aquellas queridas campanas que ya solo resonaban durante una hora, sin relevos ni descanso. Con cada toque, parecía que las voces del pasado volvían a hablarnos, recordándonos que detrás de cada tradición está la memoria viva de un pueblo.

 

 

Ahora bien, esta memoria colectiva parece cada vez menos viva, y ello se debe, a mi juicio, probablemente a dos factores fundamentales. En primer lugar, porque parece que todo aquello que proviene de fuera, o es de origen externo, se percibe como mejor o más valioso que lo que, a lo largo de los siglos, hemos construido y heredado de nuestros antepasados. Esta tendencia a valorar más lo ajeno que lo propio ha contribuido a debilitar el sentimiento de continuidad cultural local.

En segundo lugar, la rápida masificación y el aumento de población que se han producido en estos últimos años, han hecho que muchas personas llegadas de fuera consideren que las tradiciones locales deben adaptarse a sus necesidades o expectativas, y no al contrario. Esto ha provocado cierta tensión entre la preservación del patrimonio inmaterial del pueblo y las nuevas realidades sociales, ya que para algunos estas manifestaciones tradicionales resultan anacrónicas, molestas o poco compatibles con sus expectativas o su modo de vida.

 

 

                En consecuencia, se da la paradoja de que es el propio pueblo quien debe adaptarse a las pretensiones de los recién llegados, y no éstos a las costumbres arraigadas del lugar que desean habitar. Todo ello pone de manifiesto la necesidad de revalorizar, proteger y transmitir estas tradiciones locales y culturales como parte esencial de nuestra identidad colectiva y de la memoria histórica que nos define como comunidad. Considero, además, que debería ser la propia corporación municipal la que se implicara activamente en la preservación del valioso y singular patrimonio cultural castellut.

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TERCERO: Los toques 

 
 
Afortunadamente, y a día de hoy, la tradición continua vigente, siendo este día muy singular y extraordinario para las campanas en el que tienen una gran actividad y protagonismo especial, invitándonos a recordar y rezar por todos aquellos que nos han precedido en esta vida; voy por ello a continuación a enumerar los toques propios para este día:





                                        MAYOR

Día 1 de Noviembre “VISPERA”

Durante el día toques propios de “Todos los Santos” (narrados en la entrada anterior)

20.01 h. Toque del Ave María parroquia, convento y ermita.
20.02 h. Parroquia: Señal difuntos de tercera (20 minutos)
               Convento: Señal difuntos de tercera (10 minutos)
21.01 h. Parroquia: Señal difuntos de primera especial (10 minutos)



                                   MAYOR


Día 2 de Noviembre “Conmemoración de todos los fieles difuntos”
 
 

07.30 h. Parroquia toque del Alba
07.31 h.         "      : 1º Toque con señal a difuntos de tercera.
17.45 h.         "        2º Toque         "               con medio vuelo mayor
08.00 h.         "        3º Toque         " 
 
 
                        08.01 h. Toque de Alba convento y ermita.


09.30 h. parroquia: 1º Toque con señal a difuntos de tercera.
09.45 h.        "         2º Toque            "       con medio vuelo mayor
10.00 h.        "         3º Toque            "

10.30 h. parroquia: 1º Toque con señal a difuntos de tercera.
10.45 h.         "        2º Toque         "        con medio vuelo mayor
11.00 h.         "        3º Toque         "
            

13.01 h. Ángelus parroquia, convento y ermita.
13.02 h. Parroquia: Señal difuntos de primera (10 minutos)
               Convento: Señal difuntos de tercera (4 minutos)
 

20.00 h. Toque del Ave María en las tres iglesias

                                                  SEGUNDA
 
 
 


 
 
 
 
 

 
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CUARTO: Visión, significado e historia
 

             Cada 2 de noviembre, la Iglesia Católica celebra con profunda devoción la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, una solemnidad en la que los creyentes elevamos oraciones y sacrificios por las almas que aún se purifican en el Purgatorio, confiando en la infinita misericordia de Dios. Este día sagrado nos invita a contemplar el misterio de la muerte a la luz de la fe y a renovar nuestra esperanza en la promesa de la vida eterna. La liturgia nos recuerda que la muerte no es el final, sino un paso hacia la plenitud de la comunión con Cristo resucitado. A través de la oración, la Eucaristía y las indulgencias, los fieles expresamos nuestro amor y gratitud hacia quienes los precedieron en el camino de la fe, ofreciendo su sufragio para que, purificados por la gracia divina, puedan gozar del descanso eterno en la presencia del Señor.

 

 

 

 

 

          El origen de esta conmemoración se remonta al siglo X, cuando el abad san Odilón de Cluny instituyó una jornada especial para orar por los difuntos de los monasterios benedictinos. Con el tiempo, esta práctica piadosa se extendió por toda la cristiandad, siendo acogida oficialmente por la Iglesia universal. Su propósito es recordar que todos los bautizados, aun después de la muerte, permanecen unidos en el amor de Cristo, y que la oración de los vivos puede ayudar a las almas que se purifican a alcanzar la gloria celestial. Así, la conmemoración de los fieles difuntos no es un día de tristeza, sino de esperanza y caridad espiritual. Es una expresión concreta de la fe en la resurrección y en la comunión de los santos, mediante la cual el creyente participa activamente en la obra redentora de Cristo, ofreciendo oraciones, indulgencias y actos de misericordia por el descanso eterno de quienes nos precedieron en la fe.

 

 

 

           En esta fecha, los fieles participamos con especial fervor en la Santa Misa, considerada el acto más perfecto de intercesión por las almas del Purgatorio, pues en ella se renueva el sacrificio redentor de Cristo. Además, muchos creyentes visitan los cementerios para orar ante las tumbas de sus seres queridos, adornándolas con flores y luces como signo de esperanza en la resurrección. La Iglesia, en su sabiduría pastoral, concede indulgencias plenarias o parciales a quienes, con las debidas disposiciones, ofrecen oraciones por los difuntos durante estos días, fortaleciendo así la comunión espiritual entre los vivos y los muertos. Estas prácticas, llenas de fe y amor, reflejan la certeza cristiana de que la muerte no rompe los lazos del espíritu, sino que los transforma en una unión más profunda en Cristo. De este modo, la conmemoración de los fieles difuntos se convierte en una manifestación viva de la caridad cristiana y del anhelo de participar, junto a todos los santos, en la gloria eterna del Reino de Dios.

 

Cristo Yacente "El Vellet de la Sang"

 

           La Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos nos invita, cada año, a mirar la muerte no con temor, sino con los ojos de la fe. En medio del dolor por la ausencia de quienes amamos, la esperanza cristiana nos asegura que la vida no termina, sino que se transforma en comunión eterna con Dios. Recordar y orar por los difuntos es un acto de amor que trasciende el tiempo y el espacio, un gesto de confianza en la misericordia divina y en la promesa de Cristo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11,25). Que esta celebración renueve en nosotros el deseo de santidad, la práctica de la caridad y la firme esperanza de reunirnos un día con nuestros seres queridos en la casa del Padre, donde ya no habrá llanto ni dolor, sino alegría eterna en la presencia del Señor.

 

Visita de la Virgen de la Soledad al cementerio