domingo, 14 de septiembre de 2025

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

 

 

 

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ E HISTORIA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL CONSUELO

 

 
          El día 14 de septiembre, la Iglesia universal celebra la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, una fecha muy especial para los cristianos. Esta celebración nos recuerda el momento en que la cruz, que en tiempos antiguos era símbolo de castigo y vergüenza, se convirtió en signo de victoria y esperanza para toda la humanidad. Según la tradición, fue la emperatriz Santa Elena quien, en el siglo IV, encontró en Jerusalén la verdadera Cruz donde fue crucificado el Señor. La Iglesia venera la Cruz como el gran símbolo de la redención. En este día, la liturgia nos invita a mirarla no solo como instrumento de sufrimiento, sino como fuente de vida y consuelo, porque es a través de ella que Dios nos ha dado la salvación. Por estos motivos considero oportuno recordar la historia de la imagen del Cristo crucificado, "Santísimo Cristo del Consuelo", que se venera en nuestra parroquia de Castalla. También quiero hacer memoria de uno de los pocos reliquiarios que en la actualidad nuestra parroquia tiene, de los muchos que poseía antes de la devastadora destrucción del 36: se trata de un lignum crucis que guarda en su interior pequeñas astillas de la Cruz que llevó sobre sus hombros Nuestro Señor Jesucristo.

 



          Desconocemos el origen de la primitiva talla de esta imagen de Jesucristo clavado en la cruz, de lo que sí hay constancia es de que estaba situada en una capilla lateral de la actual ermita de la Preciosísima Sangre, por lo que es deducible pensar que no tendría las dimensiones de la actual, dada la reducida medida de estas capillas. Esta imagen primitiva era propiedad de la cofradía de la Preciosísima Sangre, que la vendió; fue comprada a dicha cofradía por la familia Esteve. Los nombres de los miembros de esta familia que realizaron la compra fueron: José y Onofre Esteve Cerdá; Lorenzo Esteve Pérez, Gabriel Esteve Rico y Gabriel Esteve Rodríguez de Arnedo por el precio de 100 libras, según escritura otorgada el 9 de abril de 1589 ante el notario Gaspar Rico. Curiosamente, a partir de ese momento la imagen empezó a ser llamada por todos los habitantes de Castalla “Santísimo Cristo de los Esteves”, denominación que se mantuvo hasta el año 1854, cuando el prelado de la diócesis de Valencia, D. Mariano Barri y Fernández, le concedió la advocación de “Santísimo Cristo del Consuelo”.

 

 

          La capilla en la que se colocó la imagen no es la actual, sino la cuarta entrando a mano derecha (hoy dedicada a San José). En esta capilla también fue pagado por la familia Esteve el altar y el retablo, en cuya parte superior estaba grabado el escudo de armas de la familia, que consistía en dos estevas de arado cruzadas. En el mismo año en que se le concedió la advocación del Consuelo, 1854, D. Tomás Rico y Juan, perteneciente a la familia Esteve, restauró la capilla, altar e imagen del Cristo cumpliendo una promesa que había ofrecido por el restablecimiento de su esposa Doña Teresa Semper Jordá, víctima de una grave enfermedad. También costeó una corona de plata para la imagen del Cristo valorada en 150 pesetas. Las obras de restauración las realizó D. José Reig, de Onil, por la suma de 750 pesetas. Terminadas las obras, D. Tomás Rico solicitó al prelado de la diócesis que concediera que el Cristo llamado de los “Esteves” pasara a llamarse de la “Salud”, por haber concedido esta gracia a su esposa. El prelado D. Mariano Barri contestó a su petición otorgando a la imagen la advocación de “Santísimo Cristo del Consuelo”, por considerar que esta dedicación era más apropiada y abarcaba más que el de la Salud. Tanto el altar como la imagen permanecieron en esta ubicación hasta el año 1936, en que fueron destruidos.

 

 

          Ese mismo año, en que fue destruida la imagen, encarcelaron al escultor nacido en Onil, Pascual Sempere Sanchís, quien —según me relató él mismo en 1978— vio peligrar su propia vida, prometiendo que si salía vivo de aquel trance regalaría a la parroquia a la que perteneciera una imagen de Cristo crucificado. Este gran maestro de la escultura nació en Onil el 6 de febrero de 1901, y se casó con Virginia Guill Mira en 1940 en Castalla, motivo por el cual, al culminar su obra y cumplir su promesa, regaló la imagen del Santo Cristo a la parroquia de Castalla por ser el lugar de su domicilio familiar y empadronamiento. Falleció el 17 de abril de 1980.

 

 



         Terminada la guerra civil, este escultor tuvo una actividad intensísima, ya que las iglesias habían quedado vacías de imágenes y, al menos las de mayor fervor popular, era necesario reponerlas en el menor tiempo posible, alrededor de muchas de las cuales giraban las fiestas patronales. Entre sus muchas obras repartidas por la Comunidad Valenciana e incluso fuera, aquí en Castalla cabe resaltar la de la titular de la parroquia, la Asunción de Nuestra Señora, la Purísima, la Virgen del Rosario, San Francisco de Paula, Santa Rita, el Cristo crucificado de la ermita y, por supuesto, la del Cristo a la que nos referimos. Esta talla la concluyó a principios de los años 50, tomando como modelos para la misma a Baptista y Antonio Domenech “Caolla”, queriendo plasmar en ella todo el dolor y sufrimiento que había acumulado durante su cautiverio. Después de su finalización, todos convinieron —párroco, escultor y autoridades— en que la imagen debía recibir la misma advocación que la que le precedía. Para bendecir la imagen vino desde Valencia el obispo auxiliar D. Jacinto Argaya, realizándose el acto en la propia casa del escultor, situada en la calle Ancha, frente a la calle Ramón y Cajal.

 

 



          Una vez bendecida, fue trasladada en solemne procesión hasta la parroquia. Como al principio no estaba previsto que la imagen saliera en procesión, no se le realizaron andas, por lo que fue llevada al hombro en posición horizontal por los entonces seminaristas de Castalla, presidiendo la procesión el mencionado obispo auxiliar. Como la capilla en la que se encontraba su antecesor ya albergaba otra imagen dedicada a San José, se pensó en colocarla en la segunda capilla entrando por la derecha, pero como en el frontal también había un confesionario, se optó por situarla en el lateral izquierdo, para que al acceder al templo siempre quedara visible. Se colocó sobre una tela roja de damasco y un marco de madera en forma de cruz, permaneciendo así hasta la restauración de 1986, en que se creyó más conveniente colocarla en el centro de la capilla, sin la mencionada tela ni marco, para que nada pudiera eclipsar la belleza de la talla. Desde que se colocó hasta nuestros días, puede decirse que esta imagen goza de una profunda devoción entre los habitantes de Castalla, siendo ya varias las generaciones que han acudido a su presencia en sus oraciones, exponiéndole sus peticiones y, sobre todo, buscando consuelo en sus aflicciones. (Quiero destacar que este gran escultor y mejor persona era también un apasionado de las campanas, llegando incluso a desplazarse a Valencia para ver nuestra anterior campana mayor en su refundición, contándome lo gratificante que fue para él verla allí e intercambiar impresiones con el propietario de la fundición, Salvador Manclús).

 


 

         En 1980, año en que falleció el escultor, tres jóvenes de la parroquia, Francisco Seva, Francisco José Vicent y yo mismo, conversando en una reunión informal, convenimos en que una imagen de tal belleza era una auténtica pena que nunca saliera en procesión, por lo que pensamos que podría resultar interesante incluirla en la procesión del Santo Entierro, ya que sería mucho más complicado organizar otro acto o procesión nueva (como la procesión del silencio). Seguidamente dimos el primer paso para conseguir nuestra finalidad: la autorización por parte del párroco D. Toribio Sellés. Al ser los tres conscientes de la gran amistad que mantenía conmigo, convenimos que yo fuera la persona apropiada para exponerle y solicitarle la propuesta. Después de explicársela, D. Toribio me respondió lo siguiente:


1º Que le parecía bien la idea de sacar una imagen tan devocional y hermosa en procesión.
2º Que no consideraba apropiado que fuera en la procesión del Santo Entierro, porque en ella ya sale el Cristo yacente en el sepulcro.
3º Que veía complicado que pudiéramos llevarlo a cabo, porque la imagen no tiene andas procesionales.


Tras una larga conversación le resumí que, aunque tenía razón, considerábamos más conveniente que saliera ya en una procesión bien formada que crear otra nueva, y que lo de las andas no era problema porque estaban sin uso las andas que se utilizaron en 1939 para la entrada de la patrona a Castalla y que ya habían sido adaptadas para esta imagen en una misión parroquial. Accedió seguidamente el párroco a darme la autorización.

 





 

          Rápidamente fueron muchos los jóvenes a los que les entusiasmó la idea, especialmente al grupo “Amunt” de la parroquia, con quienes, con mucha ilusión, comenzamos todos los trabajos para que el Viernes Santo de 1981 saliera por primera vez en procesión. Quiero destacar la gran aceptación que tuvo esta idea en toda la población de Castalla, hasta el punto de que rápidamente se comenzó a gestar la idea de formalizar su cofradía con estatutos propios, lo que culminó el 3 de julio de 1983, fecha en la que se fundó la mencionada Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo.

 

 

           




          Entre la multitud de proyectos que la nueva cofradía pretendía llevar a cabo hay uno que cada vez toma más fuerza: recuperar los capuchinos “capuchets” que a principios del siglo XX acompañaban esta procesión portando estandartes con motivos de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, y que nuestros mayores aún recordaban con nostalgia. En los años siguientes se fue complementando la estructura de la cofradía: en 1987 se confeccionaron nuevos trajes de “verdugo” para los portadores; en 1988 se hicieron preciosos trajes de niños penitentes que portaban los símbolos de la crucifixión, realizándose también un nuevo estandarte; en 1989 se completaron varios trajes más de capuchinos para formar pasillo alrededor de la imagen con ciriales.

 

 




 

 

          Durante dos décadas esta cofradía se mantuvo operativa, aunque pronto comenzó su declive debido a que la mayoría de los jóvenes portadores, al hacerse mayores, se inscribían en la cofradía por excelencia en Castalla, la de la Preciosísima Sangre, para poder portar en la misma procesión al Cristo yacente “el Vellet de la Sang” y, sobre todo, a la patrona, la Virgen de la Soledad, lo que ocasionó en la segunda mitad de los noventa escasez de portadores. Como la cofradía de la Preciosísima Sangre cuenta con cuadrillas sobrantes, el clavario D. Ildefonso Verdú pensó que, igual que en esta procesión se sacan las otras tres imágenes, también podría hacerse cargo de esta. Para ello citó al párroco D. Antonio Pérez a una reunión en la casa de los “mayordomos”, en la que le propuso hacerse cargo de todo, pero que debía cederle la propiedad de la imagen, así como de las andas y todos los enseres.

 

 

          La primera parte le pareció bien al párroco, pero en la segunda respondió que sería faltar a la voluntad del escultor y donante de la imagen, además de que la parroquia no puede regalar imágenes de culto público a cofradías particulares, por lo que no se llegó a ningún acuerdo. Al año siguiente, con el nuevo párroco Manolo de Maya, se reanudaron las conversaciones, esta vez sin solicitar la cesión de la imagen, llegando en esta ocasión a un acuerdo. Se redactó un documento en el que se establece que la imagen y sus preparativos corresponden a la parroquia y a los miembros de la antigua cofradía, y que la de la Preciosísima Sangre se encargaría de sus procesiones.

 

 








           Desde 1986 la imagen del Cristo del Consuelo preside el altar mayor de la parroquia durante todo el tiempo de Cuaresma; se coloca detrás del baldaquino y sobre un fondo de tela morada, color litúrgico propio de este tiempo, exceptuando 1986 y 2014, en que, por obras en la parroquia, presidió el altar mayor del convento. En mi modesta opinión, creo que incluso queda más elegante en el convento que en la parroquia, ya que al no estar el baldaquino, queda a una altura mucho mayor y como suspendido en el aire, además de que el conjunto de colores de la nueva decoración del retablo de esta iglesia, efectuada por el párroco D. Salvador Valls, le da aún mayor realce.

 

 




           A consecuencia de la carcoma en las andas reutilizadas de la patrona, el año 2013 pensamos que sería conveniente hacer unas nuevas, sencillas y de hierro forjado, para intentar evitar el peligro existente. También se pensó en colocar la imagen algo inclinada, ya que cuando va vertical el peso queda muy alto, lo que suponía un gran problema de estabilidad para los portadores. Para la realización de estas andas pude contar con la inestimable colaboración de Ismael Rico, ya que sin él no hubiera podido concluirlas a tiempo para la Semana Santa de ese año.

 

    

 

    Lignum Crucis
       

         El Lignum Crucis es el nombre con que la Iglesia designa las reliquias de la verdadera Cruz de Jesucristo. Como he mencionado al principio, según la tradición, fue la emperatriz Santa Elena, madre de Constantino el Grande, quien en el siglo IV descubrió en Jerusalén la Cruz en la que había sido crucificado el Señor. Desde entonces, fragmentos de esta reliquia se han custodiado y venerado en muchas iglesias del mundo, como por ejemplo aquí en Castalla.

 


 


 

       Como en otras ocasiones, este día 14 de septiembre será expuesto en la parroquia para veneración pública el lignum crucis que allí se custodia.