En este día 8 de diciembre de
2017 ha tenido lugar la bendición del nuevo altar de la Inmaculada Concepción
realizado en hierro forjado. Voy a continuación a narrar algunos datos históricos
para comprender mejor el porqué se ha realizado y más concretamente en esta
capilla.
Desde la conclusión de las obras
de la construcción de la iglesia el 13 de agosto de 1572, esta capilla era
cerrada como el resto, pues no existía la capilla de la comunión, la capilla de
Santo Tomás y la actual sacristía, pues la primitiva estaba situada en la parte
trasera del ábside.
La capilla a la que me refiero es
la situada en tercer lugar a mano derecha entrando en el templo, siendo la
imagen que la presidia una pintura sobre plancha de hierro de San Francisco
Javier.
En el año 1683 se decide
construir la capilla del Santísimo Sacramento, abriéndose para ello el frontal
y colocándose la actual reja de hierro, por ello la imagen de San Francisco
Javier y su altar se trasladaron al lateral izquierdo de esta capilla, pues en
el derecho había imagen y altar a San Ignacio de Loyola.
Durante los siguientes 150 años
estuvo de esta manera la capilla hasta que en 1833 se decidió en esta parte
izquierda construir un altar dedicado a la Purísima Concepción, siendo
trasladado el cuadro y el altar de San Francisco Javier a la pared del lado
derecho junto a San Ignacio de Loyola. Estos altares, probablemente por cuestión
de espacio pronto fueron retirados permaneciendo solamente los cuadros hasta la
destrucción de 1936.
En este año 1833 la señora Doña
Antonia Vives Rico, viuda de D. Francisco Amorós y Amorós, hizo construir a sus
expensas un altar con retablo y las imágenes de la Purísima Concepción y San Elías,
realizando las obras el arquitecto D. José Berenguer de Onil y el dorador D.
Pascual Cuenca de Concentaina. Las imágenes fueron hechas por el escultor D.
José Gil de la academia de Bellas Artes de Valencia. Importaron todas estas
obras 1.009 pesetas.
Se celebró la primera misa en
este altar el día 6 de julio de 1833 por el señor cura párroco D. Francisco
Calatrava. Posteriormente en 1884 un nieto de la fundadora D. José María Amorós
y Llorens restauró la mesa de este altar colocándole el frontal y sobremesa de
piedra de mármol. Importaron las obras 500 pesetas y las ejecutó el albañil de
Castalla Antonio García Bernabéu.
Tras la destrucción de 1936 no
quedo absolutamente nada de lo que este templo albergaba, tan solo el edificio
que afortunadamente quedó en pie, por ello en la primera mitad de la década de
los años 40 una familia de Castalla decidió regalar una imagen de la Inmaculada
Concepción, obra del escultor D. Pascual Sempere, para colocarla en esta
ubicación pero el párroco D. Toribio Selles consideró que era preferible que la
imagen ocupara la hornacina vacía que había en el retablo de la capilla de la comunión
sobre el sagrario (que antiguamente ocupaba la imagen de Nuestra Señora de los
Desamparados a la que estaba dedicada la capilla). Al no llegar a un punto de
encuentro entre la familia y el párroco decidió ésta regalar la imagen al
convento de las justinianas de Onil que está precisamente dedicado a la
Inmaculada Concepción.
Posteriormente, en 1945 desde la congregación de "Las hijas de María" de Castalla
se encargó una nueva imagen al mismo artista D. Pascual Sempere, más sencilla y
de menor tamaño, siendo ya colocada en la hornacina sobre el sagrario en la
capilla de la comunión, (siendo la actual).
En el año 1964 se remodeló la
capilla del Santísimo con las actuales pinturas, tapiándose la hornacina y trasladándose
esta imagen de la Inmaculada a otra hornacina situada en la sacristía nueva,
poco tiempo duró en esta nueva ubicación, ya que a principios de los 70 se
decidió trasladarla al convento por estar muy carente de imágenes, ya que
desde 1936 solo se restituyó la imagen
de San Francisco de Paula.
En el año 2005 como ya se habían
repuesto diferentes imágenes en el convento y algunas de la Virgen María y
siendo ya párroco D. Juan Carlos Ferri, pensamos que ésta sería una de las
pocas parroquias de España carentes de una imagen de la Purísima, por lo que se
decidió volver a trasladar esta imagen a la parroquia, traslado que se hizo en
solemne procesión y colocándose en esta ocasión sobre una ménsula frente a la
puerta de la sacristía.
En el año 2008 y ya con el actual
párroco D. Salvador Valls, decidimos nuevamente trasladar la imagen a su capilla
de origen, donde se puso por primera vez en 1833, pero colocándola provisionalmente
sobre un pedestal metálico y cubierto con una tela azul. Varias ideas teníamos en
la cabeza de cómo concluir esta colocación, ya que el construirle un retablo
como el original era económicamente imposible.
Mientras debatíamos de cómo realizar
esta obra, propuse yo al cura párroco la idea de realizarle el altar en hierro
forjado a juego con la reja de la capilla, accediendo éste a ello. En el mes de
enero de 2017, comencé la obra en mis ratos libres, sin prisas pero sin pausa,
consistiendo en una ménsula, un remarco hornacina, dos apliques, una lámpara y
dos rosetones con el anagrama del “AVE MARÍA”, uno con la fecha de la
realización del primer altar 1833 y el otro con la fecha de la construcción del
actual 2017.
Como he mencionado el remarco de
la hornacina está fabricado a juego con la reja de la capilla, siendo coronado
en los laterales por dos piñas de hierro fundido y en el centro del arco por un
crucifijo. Los apliques y la lámpara también son a juego, pero ésta al mirarla
frontalmente y al ser el fondo oscuro y en hierro pasa bastante desapercibida,
consta de 14 bombillas más una central con tulipa ámbar simulando lámpara de aceite
a juego también con la mayoría de las lámparas existentes y una inferior
funcional. Como se puede apreciar en las fotografías en estos montajes hemos llevado un escrupuloso cuidado
en no colocar ni un tornillo sobre las piedras de sillería, haciendo coincidir
a estos y a la instalación eléctrica por las juntas de las piedras.
Muchos más detalles podría narrar
sobre estos acontecimientos, pero por no extenderme demasiado voy a concluir,
pero eso sí, no sin antes dar las gracias a las personas que me han ayudado
tanto en el pintado como en el montaje, sin cuya desinteresada colaboración no
lo hubiera podido concluir, siendo estos: Francisco José Rico, Víctor Manuel García,
Ismael Juan y mi hijo Juan Carlos.
Imagen realizada para Castalla y cololada en el convento de Onil
No hay comentarios:
Publicar un comentario