Con este título hago referencia a
la adquisición y restauración de la campana “Antonia Hermenegilda” que ha
tenido lugar el pasado año 2017, siendo exactamente el 75 aniversario de su
fundición, pues está datada del año 1942.
La campana en cuestión tiene una
inscripción en la parte superior que dice: “ANTONIA HERMENEGILDA”, en la parte
central exterior una cruz simple y parte interior “A EXPENSAS DE D. FRANCISCO
TORRÓ AMORÓS PRESBÍTERO”, a un lateral un corazón coronado con una cruz y al
otro la marca de fundición: “FUNDICIÓN DE MANUEL ROSES VIDAL - HIJO DE ROSES
SANTOS - VALENCIA” y en el pie “TIBI 1942”. Tiene un peso el bronce de 35kg, el
yugo con madera y herrajes de 25kg lo que
hace una suma total de 60kg. Sus medidas son
38cm de boca por 34cm de altura más 11cm de asa, siendo sus medidas totales
75cm de ancho por 90 de altura.
Esta campana fue fundida a
expensas del mencionado sacerdote de Castalla “capellà Torró” y colocada sobre
una capilla en una finca denominada “el Pla de la Magdalena” situada en el término
municipal de Tibi, y todo indica que el nombre de “Antonia Hermenegilda” fue
elegido por el sacerdote para dedicarla a sus abuelas.
Pasados los años y ante el
abandono de la finca por haberse secado el nacimiento del agua, decidieron los
propietarios de la misma (hijos e hijas de una sobrina del sacerdote) con muy
buen criterio, el desmonte de la campana y traslado a su casa de Castalla, para
evitar fuera objeto de robo por los
amigos del patrimonio ajeno.
Ciertamente no sabía yo de la
existencia de esta campana hasta que en el mes de mayo del pasado 2017 me la
encontré expuesta en la feria de San Isidro que se realiza en el mes de mayo
aquí en Castalla. La campana la expuso el amigo y empresario David “Carancha”
de Lacados Galvañ entre otros muchos objetos antiguos, especialmente mobiliario,
como muestra de las restauraciones que realiza.
Fue el propio David quien nos
puso en contacto a Álvaro Bernabéu Torró y a mí para gestionar la adquisición
de la campana, pues afirmaba éste que tenía claro que en cuando yo la viese
tendría especial interés por adquirirla. En un principio no llegamos a
ningún punto de encuentro por discrepar
por el precio de la campana, siendo ya el 16 de agosto, día de San Roque,
patrón de Castalla, ya en este segundo
encuentro cuando llegamos a un acuerdo.
El siguiente día 17 de agosto
formalizamos el contrato de compraventa de la campana, por una parte Álvaro
Bernabéu Torró en nombre propio y en representación de su hermano Augusto y
hermanas Silvia y Almudena, todos ellos propietarios de la campana y por otra
yo, Juan Carlos Candela Leal, como parte compradora. Seguidamente y con la
ayuda de mi amigo y campanero Francisco
José Rico “Pallisa” nos la llevamos a mi casa de campo para proceder a una
restauración mucho más minuciosa y exhaustiva que la que ya había comenzado
David “Carancha” en su empresa.
El 26 de agosto, día en el que
realizamos el mantenimiento de las campanas de la parroquia y tras concluir
éste, realicé lo que se podría denominar su presentación en sociedad, pues la
mostré a los campaneros, campaneras y al párroco D. Salvador Valls, indicando
todos que había caído en las mejores manos para garantizarle un buen futuro
para la campana.
En el mes de septiembre comencé
las tareas de restauración en mis ratos libres, teniendo claro que debería
tenerlo concluido antes de Navidades, para así poder afirmar que la
restauración había tenido lugar en el 75 aniversario de su fundición y montaje.
La restauración ha constado de
las siguientes fases:
1º Desmonte del yugo de madera y
herrajes para comprobar por separado el estado de cada pieza.
2º Arenado para quitar barnices y
pinturas del bronce y posterior pulido.
3º Masillado de las grietas en el
yugo y posterior barnizado con barniz al tinte.
4º Sustitución de todos los
tornillos deteriorados por nuevos.
5º Rebaje de los ejes para poder
acoplar cojinetes con rodamientos.
6º Realización de un nuevo
badajo, pues el existente no tenía punto de amarre, sino que finalizaba con
argolla, por lo que iba loco dentro de la campana golpeando en cualquier lugar
de la misma.
7º Montaje y equilibrado de la
campana respecto al yugo.
8º Fabricación de una espadaña
portátil para poder ser usada en cualquier lugar.
La verdadera intención que llevo
con esta campana es regalarla a la parroquia y que sea colocada en el
campanario de la misma, pero hasta que pueda acondicionarle su lugar definitivo
estará situada junto a mi colección particular.
Para concluir este artículo
quiero dar las gracias a Álvaro Bernabéu Torró por el afectuoso y cordial trato
recibido durante los trámites para la compraventa de la campana.
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