Voy en esta
entrada a narrar la restauración que recientemente hemos llevado a cabo sobre
las puertas del convento, debido al deterioro sufrido al paso de los años y a
la elevación que en los últimos tiempos ha sufrido el parque o glorieta como
aquí se denomina, motivando por ello que el convento quede unos 40 cm. más
hondo que la parte exterior, con la consiguiente humedad que ello conlleva.
Para ponernos un poco en situación voy a dar unos breves datos históricos,
aunque ya narré algo de esto en la entrada “HISTORIA DE LAS CAMPANAS DEL
CONVENTO”.
El día 19 de
Noviembre de 1758 a las 4 de la tarde tuvo lugar la procesión del Santísimo
Sacramento del convento viejo (situado en “els ameraors”) al nuevo y actual,
haciendo su entrada en la población por la calle Portal de Onil, calle Mayor
etc., disparándose mosquetes y arcabuces hasta su entrada en el convento, donde
se canto un solemne Te Deu y se celebro la primera Misa, quedándose el
Santísimo en una capilla provisional porque la iglesia del convento no estaba
terminada.
En un
principio estaba previsto que la iglesia fuese mayor, creo que hasta alinear
con el convento, o sea, hasta la misma calle, pero viendo los escasos fondos
que disponían, decidieron reducirle el tamaño, y de no ser por el vecino de
Castalla Diego Bardalonga que dio en limosnas 18.000 libras para esta
construcción y costeó el altar mayor, no se hubiera podido terminar, cosa que
sucedió en 1810.
Entre los años
1789-1794 el cura párroco de Castalla D. José Ruiz, natural de Quart de Poblet,
regalo estas puertas que hoy nos ocupan a la comunidad de los Mínimos, reflejo
de la buena y fraterna relación existente entre la Parroquia y esta comunidad.
A estas
puertas ya se les hizo una reparación en su parte inferior, pudiéndose observar
en los grabados que la chapa de zinc tiene colocada como protección de la
madera y de que repente desaparecen y queda lisa, no habiéndose guardado
documentación sobre ello.(La imagen de la puerta de la izquierda es San Sebastian, titular de esta iglesia del convento y la de la derecha es San Francisco de Paula, fundador de la orden de los Mínimos).
Desde hace
unos meses el actual cura párroco D. Salvador Valls se encontraba preocupado al observar el ascendente deterioro que las puertas sufrían con el
consiguiente peligro que ello conlleva, por ello gestionó y tramitó la
restauración de las mismas, intentando buscar para ello incluso algún apoyo económico.
El miercoles 30
de mayo a las 8 de la mañana nos presentamos en el convento con el camión-pluma
mi compañero Ismael “El Bicho” y yo,
esperándonos allí Víctor “el sacristán del convento”, su padre “albañil” y
Enrique “carpintero” para proceder a su desmonte y restauración.
Una vez
desmontadas las llevamos a la carpintería de Enrique para que le sanease todo
el deterioro que la madera tenia (una de ellas se encontraba en pésimo estado
pues el eje que servía como apoyo para la puerta en el suelo había desaparecido
debido a la podredumbre y descomposición de la madera, llegando a quedar
prácticamente en el aire con el consiguiente peligro de caída) por su parte el
padre de Víctor aprovecho para rejuntar los sillares que desde la caída del
campanario y parte del convento habían quedado con las juntas muy abiertas.
Durante el
siguiente día 31 de mayo, Enrique se dedicó a sanear toda la madera
deteriorada y unir las partes abiertas. El viernes 1 de junio a las 8 de la
mañana me presenté en la carpintería de Enrique para reforzar las puertas
interiormente con unas escuadras de hierro y le atornillamos en la parte
inferior unas bisagras de rodamiento coaxial para las que el albañil ya les
había colocado una placa de hierro con sus respectivas garras en el suelo.
A las 10.30 h.
de la mañana ya teníamos las puertas terminadas y listas para su colocación, eso
sí a falta de las chapas de zinc para la parte exterior-inferior que no
llegaron a tiempo y que próximamente colocaremos. A continuación nos dirigimos
al convento, siendo el gruista mi
compañero Antonio Durá y sobre las 12.30 h. ya las teníamos nuevamente
colocadas en su lugar, a falta de un pequeño detalle de soldadura en la falleba
que le concluí el martes 5 de junio.
Ese martes 5
mientras estaba concluyendo los pequeños detalles que le faltaban, estaban
algunos niños como suele ser habitual, utilizando esta puerta como portería de
fútbol y tengo que decir que quedé
impresionado del mimbreo que producía en la puerta los tremendos balonazos que
recibía, queriendo desde aquí y a título personal, hacer un llamamiento a las personas que tenga
autoridad para ello, para que se les instale a los niños unas porterías donde
puedan seguir jugando sin causar deterioro al patrimonio, ya que unas puertas
de unos 230-240 años de antigüedad (probablemente unas de las más antiguas de
Castalla) deberían de ser un bien a proteger para preservarlas en el tiempo en
buen estado.
También al
marcharnos pudimos ver como se utiliza la portalada de piedra antigua de acceso
al convento de Mínimos de 1770 para la misma finalidad, desapareciendo en estos
últimos años, por ello rápidamente parte de los
grabados existentes en la piedra, y cuál será la fuerza de los balonazos que
hasta los barrotes de la puerta de hierro macizo de 16 mm. (como cualquiera puede observar), llegan
incluso a caerse. En mi opinión en
cualquier otra población esta portalada se hubiera instalado en algún sitio
preferente como un monumento que propiamente es, mientras que en Castalla es utilizada como
portería de fútbol…..
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