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Tal y como narré en la entrada
referente a la historia de las campanas de la parroquia, la pequeña cuyo nombre
era Josefa María José y San Roque fue refundida en el año 1901 por encontrarse
inutilizada por rotura, por ese motivo se desplazó hasta Castalla el hijo de
Vicente Roses, Germán de Atzaneta d’Albaida para formalizar el contrato de esta
refundición en fecha del 13 de junio de 1901. Este contrato se encuentra
desglosado en once partes muy bien especificadas en donde se explican muy
pormenorizadamente los compromisos y exigencias de cada una de las partes. Esta
campana en la actualidad no existe, ya que fue derribada para fundirla en
material bélico. Tenía un peso de 165 Kg. siendo por ello más grande que la
actual pequeña de 140 kg.
Intentando investigar y saber si
quedaba algo en la actualidad de esta empresa fundidora de campanas el pasado
día 22 de septiembre nos fuimos Mari Carmen y yo a Atzaneta de Albaida,
coincidiendo con que allí se celebraba la festividad del Santísimo Cristo de la
Fe y del Monte Calvario.
Fue una grata sorpresa para
nosotros el comprobar que quedaban muchos indicios referentes a esta empresa
fundidora de campanas, la cual estuvo operativa hasta el año 1972, ya que
en años anteriores algunos de sus descendientes montaron sus fundiciones en
otras localidades como Silla y Valencia por encontrarse en mejor situación a la
hora de realizar los transportes de campanas.
En la actualidad, según nos
contaron, aún se encuentran utensilios de los utilizados en esta fundición de
campanas, primeramente en la vivienda frontal a la iglesia parroquial, en cuyas
naves traseras estaba situada la fundición, así como en un museo municipal.
Antigua vivienda de la familia Roses
Una placa conmemorativa situada en la antigua
fundición afirma lo siguiente:
“Nos hallamos junto a la nave
que, hasta 1972, sirvió de fundición de campanas a la familia Roses: la más
célebre de las dinastías de maestros campaneros del País Valenciano, que
desarrollaron su industria en los pueblos de Benissoda, Atzaneta y Albaida
durante los siglos XVIII, XIX y XX. Muchas de las campanas que lucen en los
campanarios de la archidiócesis de Valencia y de otras diócesis próximas –e incluso
algunas de Hispanoamérica- fueron fabricadas aquí mismo.
La familia Roses se asentó en
Benissoda alrededor de 1703 y empezó a fabricar unas piezas de bronce que
tuvieron buena aceptación. En 1821, el benissodá Doménec Roses se casó en
Atzeneta y montó aquí su fundición, en donde sus hijos y sucesores continuarían
con la tradición artesanal hasta el último tercio del siglo pasado. El único
momento de interrupción fue el de la Guerra Civil (1936-39), cuando la
fundición fue requisada por el gobierno y dedicada a fundir campanas, para
reciclarlas en material bélico”.
Según nos contaron también,
muchas de las campanas que de aquí habían salido como auténticas obras de arte,
después de unos años habían regresado para ser destruidas y reutilizadas en lo
antes citado, por ello es deducible el imaginar que la nuestra también acabaría
aquí, aunque según otras fuentes, las campanas de nuestro entorno fueron
llevadas a la fundición de la fábrica “Payá” en Ibi para ser destruidas y
reutilizarlas en la misma deplorable finalidad
Después de recabar toda esta
información e indagar en la web de los campaneros de la Catedral de Valencia,
he llegado a la conclusión de que nuestra actual campana ”Santo Tomas y Santa
Barbara” o “dejuni” 1803 y actual “San Roque” o “segunda” 1809 en su primera
fundición, fueron realizadas en Benissoda
por Pascual Roses. (Seguiré buscando más información). La campana “Sagrado
Corazón de Jesús”, mayor del convento, y “Purísima Concepción”, pequeña de la
parroquia, fueron realizadas en 1943 por descendientes de esta familia de
campaneros, concretamente por Manuel Roses Vidal, ya instalado en Valencia.
Para finalizar esta entrada
quiero comentar que quedamos maravillados de la preciosa y multitudinaria
procesión que presenciamos en Atzaneta del Santísimo Cristo de la fe y del
Monte Calvario, donde si realmente como se dice la población tiene 1300
habitantes, creo que fueron aún más los que acudieron a esta procesión, con sus
tres castillos de fuegos artificiales y el precioso sonido de sus campanas,
lógicamente la mayoría fundidas en la misma población.
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