En este año en
el que se cumple el 10º aniversario de la restauración de las campanas tenía
previsto hacer una entrada para contar al detalle cómo y porqué se realizó, la
verdad es que van pasando los meses y se me acumulan las ideas para efectuar las
entradas faltándome tiempo para realizarlas, y casi termina el año sin
conseguirlo, pero bien ahora que dispongo un poco de tiempo voy a intentarlo.
En el mes de
abril del 2001 toma posesión de la parroquia el nuevo cura D. Juan Carlos Ferri
Albert, persona en la que ya tenía amistad desde la juventud en tiempos de
seminario. Este sacerdote es un gran emprendedor, trabajador incansable y muy apasinado por las campanas, y aunque lo parezca no
lo digo solo por la amistad que nos une, sino que a los hechos me remito, no lo
voy a hacer, pero si desglosase todas las actividades que realizo en sus cinco
años de estancia en Castalla, faltaría espacio en el blog.
En los primeros
meses de su estancia en Castalla ya nos indicó a Fran y a mí que deberíamos buscar
alguna solución para la campana “mitjana” que desde 1989 se encontraba rota dentro de la casa abadía, por dos motivos
fundamentales; el primero es que era una pena que una pieza tan antigua
estuviera en esa lamentable situación, ya que de no tener arreglo se debería
colocar en un lugar preferente, y el segundo era que veía que la casa abadía
deshabitada desde 1985 amenazaba en alguna de sus partes ruina, por lo que sería conveniente realizar
obra en ella y la campana se debería de cambiar de ubicación.
Después de
mantener una larga conversación y exponerle el tema, este afirmo que sí que
tendría soldadura, pero que era conveniente esperarse al mes de febrero o marzo
del siguiente año, para intentar conseguir una subvención, ya que según éste,
por la antigüedad de la campana le correspondería, también le dio un listado de
empresas que podían efectuar esta tarea, indicandole que era condición
indispensable sustituirle el yugo metálico por uno de madera, por ser en cierta
manera éste corresponsable de la rotura.
Tras juntarnos
el cura D. Juan Carlos, Fran y yo para comentar todo esto y optar por qué deberíamos
hacer, pensamos que el primer paso a seguir sería dirigirnos a algunas
poblaciones para observar y comprobar los trabajos realizados por el listado de
las empresas ofrecidas por Francesc Llop, y seguidamente pedir presupuestos a
algunas de ellas.
Como vimos que
el asunto tenía bastante envergadura, pensamos que no deberíamos actuar solos,
y de que sería muy conveniente convocar a la antigua junta de las campanas, otorgándole
voz y voto, y todos juntos deliberar que procedía realizar. Los miembros de
esta junta éramos las personas siguientes: el párroco D. Juan Carlos Ferri,
Emilio Bernabéu Leal, Francisco Antón Esteve, Idelfonso Verdú Leal, Antonio Berbegal Vidal, Rubén
Palacios Cifuentes, Francisco José Rico Marco y Juan Carlos Candela.
Nos reunimos el
11 de abril de 2002, ya con algunos presupuestos en la mano y con varios
trabajos vistos. (Uno de ellos fue el campanario de Biar, estando entonces al
frente de esa parroquia nuestro actual cura D. Salvador, quien muy amablemente
nos lo mostró). Había varias opciones sobre lo que podríamos realizar:
1ª Soldar la
campana mediana, sustituyéndole el yugo de madera y dejar las otras cuatro tal
como estaban.
2ª Realizar
esta primera opción y además cada año restaurar una de las campanas restantes, sustituyéndoles
el yugo y mecanismos.
3ª Realizar la
restauración de las cinco campanas al mismo tiempo.
4ª Incluir la
campana de la ermita en esta restauración.
Después de tanteados
los presupuestos, nos inclinamos por la tercera de las opciones, ya que en los
gastos de grúa había una merma grande en el precio, porque en un solo viaje
bajaba todas las campanas y en otro las subía, mientras que en la opción dos
este gasto de grúa se realizaba para cada campana. También desestimamos la
cuarta pues sólo podía haber subvención para una campana, perdiéndose por
este motivo la de la ermita que también
le correspondía por su antigüedad, optando por dejarla para otra ocasión, una
vez se tuvieran los gastos de estas ya sufragados.
Otra cuestión
sobre la que había que decidir era por una de las dos opciones que se
presentaban a la hora de soldar la campana mediana:
1ª Simplemente
soldarla (en este apartado se nos exigía darle un cuarto de vuelta a la campana
para que el badajo golpease sobre zona no deteriorada, implicando ello
modificarle el asa badajera y que tanto la cruz como la inscripción quedasen a los
laterales)
2ª Soldar y
rellenar las partes desgastadas por el badajo
(con esta opción la campana se instalaría con su forma tradicional, sin
tener por ello que modificar nada y además garantizando la empresa soldadora
alemana "Hans Lachenmeyer" la campana como si se estrenase nueva; esto es por 20
años).
Por unanimidad
decidimos inclinarnos por la segunda, por considerar que valía la pena la
integra recuperación de esta añorada campana, a pesar de que el presupuesto se
duplicaba, ya que la primera opción tenía un coste de 3.360 € y la segunda de
6.120 €.
Al final nos
inclinamos que fuera la empresa Técnica y Artesanía 2001 de Massanasa,
(entonces situada en Catarroja) y el 15 de mayo de ese 2002 cerramos el
contrato con un presupuesto de 49.000 €. Días después se presentan los
operarios de Técnica y Artesanía para ir desmontando todos los mecanismos de
las campanas, incluso los cojinetes- rodamiento de asiento de los ejes de las
campanas, dejándolas listas para su bajada. El 29 de este mismo mes, sobre las
nueve de la mañana se presentan los operarios junto con la grúa para proceder a
su bajada, tarea que concluyó hacia el mediodía.
Durante los dos
meses que estuvimos sin campanas, fueron las del convento las que sustituyeron
a estas en todos sus toques, por ser de una misma parroquia, planteándonos también
la posibilidad de instalar una de estas provisionalmente en el campanario de la
parroquia, desestimándolo posteriormente por el trabajo que llevaba para tan
corto espacio de tiempo, y eso sí, fue la primera vez en la historia que la
procesión de la subida de la Patrona y la de Corpus se realizó sin campanas,
(aunque ya he comentado que sustituyeron las del convento y ermita).
El 19 de julio
a las 13 h. llegaron de vuelta las campana, y se expusieron dentro de la
parroquia para que toda la gente pudiera observarlas de cerca y fotografiarse
con ellas quien lo deseara, percatándonos del brillo que presentaban en la
limpieza de los bronces, así como los preciosos yugos de madera identicos a los antiguos y tradicionales. Estuvieron expuestas
los días 19, 20, 21 y 22 en las dos capillas primeras de la izquierda, siendo
una gran cantidad de personas las que acudieron.
El día 23 por
la mañana se presentan nuevamente la grúa y los técnicos de Artesanía para
proceder a su subida y montaje. Sobre las 8 de la tarde concluyó la subida de
las campanas y el montaje de todos sus motores, electro-martillos, nuevo cuadro
de contactores y ordenador de mandos (sustituido porque el anterior estaba preparado para accionar 4 campanas y a partir de ahora serían 5) finalizó el día 31.
La inauguración
estaba prevista para el domingo 4 de agosto, pero como no queríamos tener
sorpresas pensamos que sería interesante el probarlas antes, por ello el día 1
hicimos un volteo general como prueba, llevandonos llevamos un buen susto pues la
campana mayor no conseguía dar la vuelta, llamamos rápidamente a Javi de
Técnica y Artesanía, quien en el sábado 3 vino para dejarla en perfecto estado.
(Esta campana en los dos años posteriores dio muchos problemas, a mí corto
entender por excesiva descompensación, por ello fueron varias las actuaciones
que se tuvieron que realizar sobre ella, colocándole una polea de mayor diámetro
–a mi juicio excesiva por antiestética- una cadena más ancha y un motor más
potente del que necesita una campana de esa dimensión, fundiéndose en varias
ocasiones los varistores de la placa electrónica del motor, añadiéndole al final
un segundo condensador para que el motor desarrolle más fuerza en su arranque).
El domingo 4 de agosto, al finalizar la Misa del alba sobre
las 8.45 h. salimos todos a la plaza de la iglesia para proceder a la
inauguración y realizar su primer volteo general. Muchas fueron las personas
que contribuyeron a sufragar estos gastos, desde pensionistas hasta niños de
comunión, ofreciendo cada cual en la
medida de sus posibilidades lo que consideraba oportuno. Tengo que
resaltar aquí la gran tarea que tuvo que realizar Emilio Bernabéu “el pollo”
que consiguió que varios empresarios de Castalla dejaran esta cuantía sin
cobrar intereses, porque se tardaron casi tres años en conseguir todo el
importe, pudiendo posteriormente devolverles el dinero. En un principio el
alcalde de Castalla D. Juan Rico no estaba por la labor de aportar donación
alguna para las campanas, pues afirmaba
éste que había que hacer las inversiones
en cosas que se vieran y estas no se veían, pero tras comprobar la aceptación
que había tenido en la población, cambió de parecer decidiendo que el M.I. Ayuntamiento colaborara con 6.000 € y se comprometiendose en conseguir otros 6.000 €
de Diputación. También Conselleria
colaboró con 3.000 € con la subvención para la soldadura de la “mitjana” cantidades prácticamente
irrisorias teniendo en cuenta que eren tiempos de bonanza económica, en donde se
invertían algunas veces grandisimas cantidades de dinero en actuaciones de mucha menor relevancia patrimonial, aportando
los 34.000 € restantes los feligreses de Castalla.
A mi juicio
esta restauración era una necesidad, ya que los mecanismos en 40 años de antigüedad
presentaban gran deterioro con sus consiguientes averías. También hay que
resaltar que la sonoridad de los bronces ha mejorado notoriamente, sonando como
desde antiguo, aunque eso sí seguimos teniendo el problema de que las dos
campanas mayores ofrecen notas muy similares. Este problema lo consulté a los
hermanos Portilla y estos me aconsejaron que se debería intervenir sobre la
campana segunda, primeramente por ser de menor calidad sin desestimar de que al
ser de menor tamaño sería bastante más económico. Hoy por hoy tengo serias
dudas de que esta intervención en muchísimos años se pueda realizar, únicamente
por la gran crisis económica en la que nos estamos hundiendo, acumulándose por
ello otras prioridades más necesarias y urgentes, no pudiendo invertir en estas
actuaciones que quedan relegadas a un segundo lugar. “Una auténtica pena”, ya
que como narro en la introducción al blog, la población de Castalla siempre ha
tenido un gran orgullo y estima por el sonido de sus campanas.
Personalmente
creo que toda esta actuación ha merecido la pena aunque solo fuera por la
recuperación de la campana “MITJANA” que con sus casi 200 años -300 en su
primera fundición- que teníamos como perdida, ha recuperado su preciosa sonoridad
original, tal como nuestros mayores y antepasados la pudieron oír, siendo motivo de gran satisfacción por nosotros y por las generaciones venideras pero también lamentándome
que en 1978 se decidiera refundir la “MAYOR” y no guardarla, pues ahora hubiéramos
conseguido recuperarla teniendo la armonía acústica original.
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