El pasado martes 4 de marzo,
después de concluir la Reserva del Santísimo Sacramento al finalizar el triduo
de “Las Cuarenta Horas” procedimos, según la tradición, a colocar en el altar
mayor de la iglesia –en este caso del Convento- la imagen del Santísimo Cristo
del Consuelo para que presida todas las celebraciones durante el tiempo de
cuaresma, y se me ocurrió que podía resultar interesante el recopilar toda la
información referente a esta advocación tan querida por los castallenses, uniéndola en un único artículo, y como no, en
una entrada en este blog.
Desconocemos el origen de la
primitiva talla de esta imagen de Jesucristo clavado en la cruz, lo que sí hay
constancia es que se encontraba ubicado en una capilla lateral de la actual
ermita de la Preciosísima Sangre, por lo que es deducible que no sería de las
dimensiones del actual, por el reducido tamaño que estas capillas tienen. Esta
imagen primitiva era propiedad de la cofradía de la Preciosísima Sangre, quien
la vendió, siendo comprada a esta cofradía por la familia Esteve. Los nombres
de los componentes de esta familia que realizaron la compra fueron: José y
Onofre Esteve Cerda; Lorenzo Esteve Pérez, Gabriel Esteve Rico y Gabriel Esteve
Rodríguez de Arnedo por el precio de 100 libras, según escritura que otorgaron
el día 9 de abril de 1589 ante el notario Gaspar Rico. Curiosamente a partir de
este momento a la imagen comenzó a llamársele por todos los habitantes de
Castalla como el “Santísimo Cristo de los Esteves”, cuya denominación subsistió
hasta el año 1854 en que el prelado de la diócesis de Valencia D. Mariano
Barrio y Fernández le concedió la advocación de “Santísimo Cristo del Consuelo”.
La capilla en la que se coloco la
imagen no es la actual, si no que fue en la cuarta entrando a mano derecha (que
en la actualidad está dedicada a San José). En esta capilla también fue costeado
por la familia Esteve el altar y retablo, en cuyo remate estaba grabado el escudo
de armas de la familia y que consistía
en dos estevas de arado cruzadas. En el mismo año que se le concedió la
advocación del consuelo, 1854, D. Tomás Rico y Juan perteneciente a la familia
de los Esteve, restauro la capilla, altar e imagen del Cristo cumpliendo una
promesa que había ofrecido por el restablecimiento de su esposa Doña Teresa
Semper Jordá, víctima de una grave enfermedad, también costeo una corona de
plata para la imagen del Cristo valorada en 150 pts. las obras de restauración
las realizo D. José Reig, de Onil, por la suma de 750 pts. Terminadas las obras
solicito D. Tomás Rico al prelado de la diócesis que concediese que el Cristo
llamado de los “Esteves” se llamase de la” Salud”, por habérsela concedido a su
esposa. El prelado D. Mariano Barrio, contestó a su petición concediendo a la
imagen la advocación de “Santísimo Cristo del Consuelo” por creer que era más
indicado y abarcaba más que el de la Salud. Tanto el altar como la imagen
permanecieron en esta ubicación hasta el año 1936 en que fue destruido.
Durante este mismo año en que fue
destruido encarcelaron al escultor nacido en Onil Pascual Sempere Sanchís,
quien según él mismo me narro en el año
1978, vio peligrar su propia vida, realizando la promesa que si salía vivo de
ese trance regalaría a la parroquia a la que perteneciera una imagen de “Cristo
crucificado”. Este gran maestro de la escultura nació en Onil el 6 de febrero
de 1901, y se caso con Virginia Guill Mira en 1940 en Castalla, motivo por el
cual al culminar su obra y realizar su promesa la imagen del Santo Cristo la
regalo a la parroquia de Castalla por ser el lugar de su domicilio familiar y
empadronamiento, falleciendo el 17 de abril de 1980.
Una vez acabada la guerra civil
este escultor tuvo una grandísima actividad porque las iglesias habían quedado vacías
de imágenes y al menos las de mayor fervor popular había que reponerlas en el
menor breve espacio de tiempo posible, pues alrededor de muchas de las cuales
estaban envueltas las fiestas patronales. Entre sus muchísimas obras existentes en toda la çcomunidad valeniciana e incluso fuera de ella, aquí en Castalla cabe
resaltar la de la titular de la parroquia, la Asunción de Nuestra Señora, La
Purísima, la Virgen del Rosario, San Francisco de Paula, Santa Rita, el Cristo crucificado de la ermita, el boceto de San José
y como no la del Cristo al que nos referimos. Esta talla la concluyó al
principios de los años 50, tomando como modelos para la misma a Bautista y
Antonio Domenech “Caolla”, queriendo plasmar sobre la misma todo el dolor y
sufrimiento que en su cautiverio había acumulado. Tras su conclusión todos
convinieron, párroco, escultor y autoridades en que la imagen debería recoger
la misma advocación que al que le precedía. Para bendecir la imagen vino desde
Valencia el obispo auxiliar D. Jacinto Argaya, realizándose en la propia casa
del escultor, que está situada en la calle Ancha y frente a la calle Ramón y
Cajal.
Una vez bendecida fue trasladada en solemne procesión hasta la
parroquia, pero como en un principio no estaba previsto que la imagen tuviera
que ser procesionada, no se le realizaron andas, por lo que fue llevada a
hombros en posición horzontal por los entonces seminaristas de Castalla,
presidiendo la procesión el mencionado obispo auxiliar. Como la capilla en la
que se encontraba su antecesor ya había otra imagen, pues fue dedicada a San
José, se pensó en colocarla en la segunda capilla entrando por la derecha, pero
como en el frontal también había ubicado un confesionario se pensó en colocarla
en el lateral izquierdo, para que al acceder a la parroquia siempre quedara
visible. Se coloco sobre una tela roja de damasco y un remarco de madera en
forma de cruz, permaneciendo así hasta la restauración de 1986 en que se creyó más
conveniente colocarlo en el centro de la capilla y sin la mencionada tela ni remarco
para que nada pudiera eclipsar la belleza de la talla. Desde que se coloco y
hasta nuestros días, puede decirse que esta imagen goza de una profunda
devoción entre los habitantes de Castalla, siendo varias ya las generaciones que
han acudido a su presencia en sus
oraciones, exponiéndole sus peticiones y sobre todo buscando consuelo en sus aflicciones. (Quiero resaltar que este gran escultor y mejor persona era un gran apasionado de las campanas, hasta el punto de que cuando nuestra anterior campana mayor se encontraba rota en la fundición de Salvador Manclús, se marcho allí para saber del proceso, contándome él mismo lo gratificante que le resulto verla allí e intercambiar impresiones con el propietario de la fundición Salvador Manclús)
En 1980, año en el que falleció
el escultor, tres jóvenes de la parroquia, Francisco Seva, Francisco José
Vicent y yo mismo, conversando en una
reunión informal convenimos que una imagen de esta belleza era una auténtica pena
que no saliera nunca en procesión, por lo que pensábamos que podría resultar
interesante incluirla en la procesión del Santo entierro, pues sería mucho más
complicado el hacer otro acto o procesión nueva. Seguidamente procedimos a dar el primer paso
para conseguir nuestra finalidad y este era la autorización por parte del párroco
D. Toribio Sellés. Siendo los tres conocedores de la gran amistad que tenía con
él, convenimos que la persona apropiada para exponerlo y solicitarlo era yo.
Después de exponerle la propuesta, D. Toribio me afirmo lo siguiente: 1º Que le
parecía bien la idea de sacar una imagen tan bonita en procesión, 2º Que no
consideraba apropiado que fuese en la procesión del Santo Entierro, pues en
ella ya sale el Cristo yacente en el sepulcro, 3º Que veía complicado que ello
lo pudiéramos realizar porque la imagen no tiene andas procesionales. Después
de una larga conversación y resumiendo le expuse que aunque el tenia razón, veíamos
más conveniente el que saliera ya en una procesión bien formada que el crear
otra nueva y que lo de las andas no era problema porque estaban sin uso las
andas que entró en 1939 la patrona en Castalla y que ya fueron adaptadas para
enclavar a esta imagen del Cristo en una misión parroquial y accediendo
seguidamente el párroco a la autorización.
Rápidamente fueron muchos los jóvenes
a los que gustó esta idea, especialmente al grupo “Amunt” de la parroquia,
quienes con mucha ilusión comenzamos todos los trabajos para que el viernes
santo de 1981 saliera por primera vez en procesión. Quiero resaltar la gran
aceptación que tuvo esta idea por toda la población de Castalla hasta el punto
que rápidamente se comenzó a gestar la idea de formalizar su cofradía con
estatutos propios, lo que culminó el 3 de julio de 1983, en el que se fundó la
mencionada cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo.
Entre la multitud de
proyectos que la nueva cofradía pretende realizar hay uno que cada vez coge más
fuerza, se trata de recuperar los capuchinos “capuchets” que a primeros de siglo XX acompañaban esta
procesión portando estandartes con motivos de la pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo, y que nuestros mayores aún recordaban con nostalgia. En los
siguientes años se va complementando la estructura de la cofradía, en 1987 se
confeccionan nuevos trajes de verdugo para los portadores. En 1988 se realizaron
unos preciosos trajes de niños penitentes y siendo estos portadores de los símbolos
de la crucifixión realizándose también un nuevo estandarte. En 1989 se
complementan varios trajes más de
capuchinos para formar pasillo alrededor de la imagen con ciriales.
Durante apenas dos décadas se encontró
esta cofradía operativa pues pronto comenzó su declive a consecuencia de que la
mayoría de jóvenes portadores, en cuanto se hacían mayores, se inscribían en la
cofradía por excelencia aquí en Castalla que es la de la Preciosísima Sangre,
para así poder llevar en esta misma procesión al Cristo yacente “el Vellet de
la Sang” y sobre todo a la patrona “ la Virgen de la Soledad”, lo que ocasionó
sobre todo en la segunda mitad de los noventa la carencia de portadores. Como
la cofradía de la Preciosísima Sangre se encuentra sobrante de cuadrillas, el
clavario D. Idelfonso Verdú, pensó que al igual que en esta procesión saca las
otras tres imágenes, también podría hacerse cargo de ésta, para ello citó al
párroco D. Antonio Pérez a una reunión en la casa dels “majordoms” donde le
propuso hacerse cargo de todo pero que tenía que cederle la propiedad de la
imagen, así como de las andas y todos los enseres.
La primera parte al párroco
le pareció bien, pero en la segunda afirmó este que sería faltar a la voluntad
del escultor y donante de la imagen, aparte de que la parroquia no puede
regalar las imágenes de culto público a cofradías particulares, por lo que no
se llegó a ningún acuerdo. Al año siguiente y con el nuevo cura Manolo de Maya
se reanudan las conversaciones, pero esta vez sin exponer ya petición de la
cesión de la imagen, llegando en esta ocasión a un acuerdo. Se redactó un documento, en el que se expone que la
imagen y sus preparativos corresponden a la parroquia y a los miembros de la
antigua cofradía y que la de la Preciosísima Sangre se encargara de sus procesiones.
Desde el año 1986 la imagen del
Cristo del Consuelo preside el altar mayor de la parroquia durante todo el
tiempo de cuaresma, se coloca tras el baldaquín y sobre un fondo de tela
morada, color litúrgico propio de este tiempo, exceptuando 1986 y este 2014, en
que por obras de la parroquia preside el altar mayor del convento. En mi
modesta opinión creo que aún queda más bonito en el Convento que en la
parroquia, pues al no estar el baldaquín queda a una altura muy superior y como
suspendido en el aire, además por el conjunto de colores de la nueva decoración
efectuada sobre el retablo de esta iglesia por el actual párroco D. Salvador
Valls. A consecuencia de la carcoma en las andas reutilizadas de la patrona el
pasado año 2013 pensamos que sería conveniente hacer algo sencillo y en hierro
forjado, para así intentar evitar el peligro existente. También se pensó en
colocarlo algo inclinado pues cuando va erguido tiene el peso muy alto,
conllevando un gran problema para los portadores. Para la realización de estas
andas pude contar con la inestimable colaboración de Ismael Rico, ya que sin éste
no las hubiera podido concluir a tiempo.
El próximo sábado 12 de abril por
la noche se realizara, Dios mediante y si el tiempo no lo impide, un solemne
Viacrucis desde el convento hasta la ermita con esta imagen del Santísimo
Cristo del Consuelo, para así poderlo dejar allí ubicado para la proxima
procesión del viernes santo.
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