El pasado año, durante el tiempo
de Cuaresma narré la historia de la advocación e imagen del Cristo del Consuelo,
y en este año he pensado hacer lo mismo sobre la preciosa imagen del “Nazareno”.
Quiero agradecer públicamente a Guillermo Durá Gisbert, (miembro de la familia
propietaria de la imagen y profesos jubilado de bellas artes) la deferencia que ha tenido al pasarme un escrito
realizado por él, en el año 1993 cuando la imagen cumplió el centenario y que a
continuación narró textualmente.
Cuando una obra alcanza un alto
nivel artístico su valoración, como obra de arte, se hace independientemente
del mensaje o intencionalidad que motivó su ejecución. A nadie extraña ni
escandaliza que nos sintamos maravillados ante las obras de arte de la Grecia
clásica, representativas de los dioses del Olimpo, o ante una escultura de Arte
Egipcio, representación de un animal divinizado, o porque no citar el alto
valor artístico de una obra del realismo social del siglo XX. En todas las
épocas del Arte encontramos, obras a las que se valora, artísticamente,
independientemente de su significado religioso o social.
Tanto en el arte profano como el
religioso podemos contemplar obras a las que se valora no sólo por lo que
representa sino por su valor artístico. Es incomprensible que en períodos
críticos de la historia se hayan destruido las imágenes, alegando que con ese
atentado se atacaba una ideología o religión, en realidad lo que se destruía
era una obra de arte.
En Castalla, como en la mayor
parte de los pueblos de nuestro entorno, el lugar donde podemos admirar un
mayor número de obras de arte es en las iglesias en nuestro pueblo contamos con
magníficas obras de imaginería, pero la mayor parte de estas imágenes tienen
una antigüedad que no excede los cincuenta años. Son pocas las imágenes que
cuentan una antigüedad mayor de cien años. Una de las imágenes, que podemos contemplar
en Castalla, con una antigüedad de cien años es la de Jesús Nazareno.
Esta imagen, de autor
desconocido, fue esculpida en los últimos años del siglo XIX, siendo un claro
exponente del alto nivel que alcanzó el arte español en ese siglo esplendoroso
para el Arte. Esta obra, de estilo realista, transmite todo el sentimiento y
expresividad que el artista puso en su ejecución. El cuerpo, doblegado por el
peso de la cruz, expresa el sufrimiento y el esfuerzo soportado. La
contemplación de su expresivo rostro nos transmite la sensación de dolor y
resignación. La profundidad de la mirada, solo igualada por un ser humano en
semejantes circunstancias, expresa la angustia de la persona que es tratada
injustamente y sin piedad. Sus manos se aferran a la cruz de tal manera que
parecen formar parte del madero al que van a ser clavadas, y por último los
pies, doloridos por el gran peso que soportan, pero firmes, pisando con fuerza
las rocas y piedras del camino. Toda la imagen tiene tal carga de sentimiento que
es imposible que sea contemplada sin que motive algún tipo de sentimiento en el
observador, independientemente del sentimiento religioso; la admiración ante
una obra de arte.
Esta imagen fue esculpida, por
encargo de D. Benjamín Esteve y Dª Josefa Durá, para participar en las
procesiones de Semana Santa. Desde 1893 todos los Jueves Santos se pudo admirar
esta expresiva imagen en la procesión del Santo Entierro. En la segunda mitad
del siglo XX se reorganizaron los desfiles procesionales y el “Nazareno” ha
estado acompañando el Vía Crucis del Viernes Santo.
En el transcurso de estos ciento
veintidos años han sido innumerables los jóvenes castallenses que llevaron
sobre sus hombros esta imagen. Los que han llevado una misma imagen algunos
años consecutivos saben el vínculo que se crea entre ellos y la imagen, llega a
establecerse un sentimiento de afecto y unión entre el portador y la imagen.
Gracias a estas personas y las que colaboraron en su mantenimiento y custodia
hemos podido contemplar esta imagen del “Nazareno” en las procesiones de Semana
Santa.
Una de las manifestaciones del
arte son las imágenes religiosas, estas son la expresión y representación de
unas creencias, pero también son un patrimonio artístico valioso, por tanto
valoremos y estimemos estas obras artísticas, entre las que se encuentra esta incomparable
imagen de Jesús Nazareno, que en este año 2015 cumple 122 años en la historia
de Castalla.
Guillermo Durá Gisbert
En mi modesta opinión, creo que el
pueblo de Castalla, y más concretamente la parroquia, deberíamos estar muy agradecidos
a esta familia por el esfuerzo que han realizado durante muchísimos años, tanto
en la conservación de esta imagen, como en los preparativos para sus
procesiones, luciendo siempre en todo su esplendor sobre todo en los viacrucis
del Viernes Santo.
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