Como todos los veranos y a ser
posible antes de fiestas patronales procedimos este 2013 a realizar la tarea de
mantenimiento de las campanas de la parroquia y para ello el 24 de agosto a las
7 de la mañana nos concentramos a la puerta de la iglesia Oscar, Víctor,
Marcos, Fran, Kiko y yo.
Este año el inicio fue diferente
a los anteriores, ya que el primer paso que di fue obsequiar a los colaboradores con una camiseta con el logotipo “campaners de Castalla”, por celebrar en este 2013 los 40 años desde
que comencé a tocar las campanas. (En una futura entrada narraré más detalles
sobre ello, pero en esta voy centrarme en lo que concretamente fue el
mantenimiento)
Una vez todos equipados con la
nueva indumentaria subimos al campanario para realizar el mantenimiento, como
es costumbre primeramente con la campana pequeña, procediendo para ello a
montar el andamiaje por encontrarse a más de 4 metros de altura sobre el piso
del campanario.
Como en esta ocasión éramos un buen equipo seguidamente pusimos boca arriba la campana mediana y la mayor, para dividirnos en grupos de dos y cada uno trabajar sobre una campana.
Sobre las 8 de la mañana se
presentó para colaborar con nosotros Rubén Lillo, un seminarista natural de San
Juan de Alicante, gran apasionado por nuestras devociones y tradiciones, ofreciéndose
frecuentemente voluntario para colaborar y participar en innumerables tareas y
por supuesto con las campanas, por ser
un gran aficionado. Nada más subir lo obsequie también con la camiseta que
rápidamente se colocó.
Sobre una hora después se
presento el párroco D. Salvador Valls dispuesto a colaborar también en lo que
fuese menester y lógicamente equipándose también con la camiseta como el resto
de “campaners”.
Después de apretar todas y cada
una de las tuercas y contratuercas vimos que por la parte interior el barniz de
la madera y la pintura de los herrajes se encontraba en buen estado, pensando
que en esta ocasión deberíamos sólo barnizar la parte exterior por tener algo
más de deterioro al quedar expuesta al sol y la intemperie.
A las 10 de la mañana
teniendo estas tres campanas en perfectas condiciones pensamos que sería un
buen momento para bajar a la sacristía y tomarnos un pequeño almuerzo. Después
de explayarnos un rato de la grata armonía y por supuesto de la sesión de
chistes de algunos de los “campaners”, volvimos a subir para desmontar el
andamiaje, soltar las tres campanas y elevar las dos restantes “dejuni” y
segunda para concluir con ellas el
mantenimiento.
Sobre las 13 h. ya teníamos las
cinco campanas en perfectas condiciones y en esta ocasión para concluir fue
diferente a los años anteriores, ya que como algunos no habían subido nunca a
la terraza del campanario y tenían interés en hacerlo, pensamos en subir y
hacernos alguna foto curiosa.
También fue diferente la
finalización porque en vez de irnos al
bar a tomarnos la tradicional cerveza, nos fuimos todos a mi casa de campo
donde nos hicimos algunas fotos con los antiguos yugos de hierro y la ya
tradicional cerveza.
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